Breve reflexión dominguera. Si la ética y su enseñanza se generalizan junto con el pensamiento crítico, esto pondría en jaque a los mayores enemigos de la libertad: el socialismo, el fascismo, el mercantilismo, el ecologismo y todas las variantes y uniones de estos.
Basta un argumento basado en la ética para desbaratar toda una montaña de artículos, ensayos, blogs y publicaciones creados con el fin de convencernos de aceptar el peso y violencia del Estado, de convencernos de dar tributo a la burocracia y de seguir los designios de un político y su camarilla de privilegiados.
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Sunday, October 19, 2008
Thursday, October 16, 2008
Ética y educación pública

Una de las razones fue porque ética y la educación pública no son compatibles. Siendo la ética el estudio del comportamiento moral, lo que es bueno y lo que no, era facil concluir para un estudiante avispado que la educación pública era una flagrante contradicción de lo correcto.
La educación pública al financiarse con impuestos, o lo que es lo mismo, dinero mal habido, era facil concluir que la educación pública es un "servicio" financiado con dinero obtenido bajo coerción y por ende su origen es contradictorio con la ética. La ética dictaría que lo correcto es financiar la educación mediante contribuciones voluntarias, beneficencia privada, mecenazgo, empresas privadas y a través del voluntariado comunitario. Es decir, con mecanismos pacíficos, libres y voluntarios.
Pero es por esta contradicción entre ética y "servicios" públicos, el por qué la ética casi ha desaparecido de las aulas de clase. Pero es aquí en donde entro yo y mis acciones libres, pacíficas y voluntarias; como estoy molesto por la falta de ética y la inmoralidad manifiesta de la turba que gobierna sobre nuestro país, decidí aportar mi granito de arena para cambiar esta situación en lugar de quejarme amargamente.
En el portal Ecuador Ciencia, el cual ya tiene unas 4 mil visitas diarias, he creado una nueva sección de ética, que empieza con el artículo Sujetos Éticos del genial Francisco Capella. Seguirán apareciendo más artículos y recursos sobre ética y si saben de algun material por favor háganmelo llegar.
Heroísmo y Tesoro Público
Por Francisco Capella
Yo he construido este puente. Yo he restaurado esta obra de arte. Yo he salvado cientos de vidas." ¿A quién pueden atribuirse estas poco humildes declaraciones? ¿A algún estupendo filántropo? ¿A un superhéroe? Sería interesante conocer a alguien así, aunque pueda parecer algo chulesco presumir tanto de sus logros. Tal vez no lo haya hecho todo solo, pero le gusta resaltar su participación.
Según la publicidad del Tesoro Público, estas grandes personalidades son todos aquellos que adquieren sus productos financieros; gracias a ellos España va bien, con una economía moderna y europea. Este alarde de individualismo resulta extraño es una institución tan fundamentalmente colectivista y éticamente ilegítima como es el Tesoro Público.
Los miembros del Estado no se quedan satisfechos con el expolio permanente de riqueza que consiguen mediante los impuestos. Para poder llevar a cabo todas sus actividades populistas, necesitan además pedir dinero prestado a los ciudadanos. Una persona incauta puede tal vez pensar que su dinero está siendo bien invertido por probos funcionarios que obtendrán beneficios con los cuales devolverle su capital y los intereses correspondientes. Pero en realidad su dinero va a una caja común en la cual los políticos meten mano para financiar sus múltiples gastos, y lo que hacen los burócratas es prometer que en el futuro seguirán robando lo que haga falta (a todos, incluido el ingenuo prestamista) para pagar sus deudas pasadas (hasta que los ciudadanos se harten, digan basta y el Estado se declare en quiebra).
El Tesoro Público compite de forma desleal con las empresas que buscan financiación, dificultando la obtención de crédito a las personas realmente productivas. Los auténticos inversores son particulares que asumen riesgos y ponen sus posesiones a disposición de empresarios que llevan a cabo actividades auténticamente beneficiosas en un mercado libre. Un empresario que pide prestado necesita una reputación de eficiencia que el Estado no requiere, ya que cuenta con la fuerza de las armas, el monopolio de la emisión fraudulenta de moneda y el Boletín Oficial.
Reconozco que yo he contribuido, en contra de mi voluntad y mis preferencias particulares, con el dinero que me ha sido confiscado por la Hacienda Pública, a construir ese puente, a restaurar esa obra de arte, y a salvar cientos de vidas. Eso sí, todo ello de forma patéticamente ineficiente. Me consuelo pensando que no mantengo relaciones con el Tesoro Público.
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Yo he construido este puente. Yo he restaurado esta obra de arte. Yo he salvado cientos de vidas." ¿A quién pueden atribuirse estas poco humildes declaraciones? ¿A algún estupendo filántropo? ¿A un superhéroe? Sería interesante conocer a alguien así, aunque pueda parecer algo chulesco presumir tanto de sus logros. Tal vez no lo haya hecho todo solo, pero le gusta resaltar su participación.
Según la publicidad del Tesoro Público, estas grandes personalidades son todos aquellos que adquieren sus productos financieros; gracias a ellos España va bien, con una economía moderna y europea. Este alarde de individualismo resulta extraño es una institución tan fundamentalmente colectivista y éticamente ilegítima como es el Tesoro Público.
Los miembros del Estado no se quedan satisfechos con el expolio permanente de riqueza que consiguen mediante los impuestos. Para poder llevar a cabo todas sus actividades populistas, necesitan además pedir dinero prestado a los ciudadanos. Una persona incauta puede tal vez pensar que su dinero está siendo bien invertido por probos funcionarios que obtendrán beneficios con los cuales devolverle su capital y los intereses correspondientes. Pero en realidad su dinero va a una caja común en la cual los políticos meten mano para financiar sus múltiples gastos, y lo que hacen los burócratas es prometer que en el futuro seguirán robando lo que haga falta (a todos, incluido el ingenuo prestamista) para pagar sus deudas pasadas (hasta que los ciudadanos se harten, digan basta y el Estado se declare en quiebra).
El Tesoro Público compite de forma desleal con las empresas que buscan financiación, dificultando la obtención de crédito a las personas realmente productivas. Los auténticos inversores son particulares que asumen riesgos y ponen sus posesiones a disposición de empresarios que llevan a cabo actividades auténticamente beneficiosas en un mercado libre. Un empresario que pide prestado necesita una reputación de eficiencia que el Estado no requiere, ya que cuenta con la fuerza de las armas, el monopolio de la emisión fraudulenta de moneda y el Boletín Oficial.
Reconozco que yo he contribuido, en contra de mi voluntad y mis preferencias particulares, con el dinero que me ha sido confiscado por la Hacienda Pública, a construir ese puente, a restaurar esa obra de arte, y a salvar cientos de vidas. Eso sí, todo ello de forma patéticamente ineficiente. Me consuelo pensando que no mantengo relaciones con el Tesoro Público.
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