Con un discurso altamente agresivo lleno de epítetos y falacias jurídicas y económicas, fruto de la ignorancia y el resentimiento social del Economista Rafael Correa, se inaugura el fascismo nacional-socialista -etnicista-socialista del siglo 21 que es lo mismo- con la asistencia de mandatarios de Latinoamérica y lamentablemente con la asistencia de asesinos y autoritarios como Mahmud Ahmadineyad o Hugo Chávez .
Asume por ejemplo que los mitimaes se inició durante la colonia e ignora que esta práctica autoritaria existía desde el incario, que los países biodiversos son "productores" de medio ambiente y por tanto deben recibir dinero de otras naciones, anuncia la creación de ministerios y subsecretarías incluída la secretaría de "solidaridad", propone la intervención del Banco Central para eliminar su autonomía, ha evitado calificar de terroristas a ETA y los ha llamado criminales solamente pero califica de "postergados" a la población carcelaria (estos sí, criminales).
Rafael Correa alterna su discurso con un aburrido y largo discurso sobre Bolívar y su proyecto, mezclando malsanamente a un liberal como Eloy Alfaro con el proyecto autoritario chavista. Nuevamente propone una Asamblea Nacinal Constituyente, la cual se espera se decrete su convocatoria a través de consulta popular y que se erija claramente afín a los intereses del dictador, si, dictador, pues la Constitución no le faculta al ejecutivo a optar por este canal. Aunque constitucionalmente electo y posesionado, Correa evitó jurar por la Constitución sino por el "mandato" expresado en urnas el 26 de noviembre. Asistimos pues a la arbitraria interpretación de la Constitución, las leyes y los resultados electorales, uno de los primeros pasos necesarios para que todo dictador se consagre como tal.
Es así como muere la libertad: con tumultuosos aplausos.
1 comment:
A ver, déjame pensar un momento. ¿Dónde habré escuchado exactamente lo mismo hace 9 años? Dos preguntas son fundamentales: ¿hasta qué punto está dispuesto Correa a llevar las palabras a los hechos? y segundo, ¿se la van aguantar los ecuatorianos? En Venezuela las respuestas a estas preguntas son "aparentemente, lejos" y "sí, aparentemente se le van a aguantar".
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