Wednesday, August 27, 2008

Hacia la ‘riefenstahlización’ de la cultura

Por Alfonso Reece D.

¿Qué tal esa palabra que inventé? Lástima que se me haya ocurrido después de que terminaron sus labores los asambleístos y asambleístas. Si la hubiesen usado no habría sido una novelería más, porque, como vamos a ver, habrían encontrado un nombre apropiado para lo que tratan de hacer.

Este útil término proviene del nombre de Leni Riefenstahl. Era una artista alemana, actriz, bailarina y fotógrafa, que sobre todo destacó como cineasta, como realizadora de documentales. Poseedora de gran belleza física e innegable talento, no dudó en usar estos dones para construir su carrera. El problema es que su obra, la parte realmente importante de ella, era una apología del régimen nacionalsocialista.

El artista no aspira a la riqueza y ni siquiera a la fama, lo que aspira es a su obra. Es decir a realizar esas ideas que pugnan dentro de su espíritu. Y generalmente es por allí por donde pecan: por la concreción de su obra son capaces de todo. Para algunos ese “todo” es venderse a cualquier régimen, sin importarles que el hecho de que al recibir ese apoyo convalidan todo lo que hagan tales gobiernos. Lo grave es que, normalmente, los mandamases no les dan gratis los recursos que requieren para sus propósitos, sino que exigen sumisión y loa.

He escuchado el disparate de que “todo gran arte es estatal”. Tremenda falsedad, dígase si alguno de estos movimientos artísticos eran estatales: el impresionismo, la Nouvelle Vague, el Bauhaus, el Grupo de Guayaquil… dígase si debieron algo a los estados: Van Gogh, Ives, Lloyd Wright, Visconti, Borges… Los gobiernos y peor los autócratas no financian el mejor arte, sino el que los alaba, el que no los contradice. El Kaiser dijo: “El arte que quebranta las leyes y los límites fijados por mí deja de ser arte”. Por eso el arte estatal siempre es mediocre, aburrido, predecible, incluso cuando tiene a su servicio un talento como el de Leni Riefenstahl.

¿Debe el Estado fomentar las artes? Nuestra respuesta es “puede”, siempre que al hacerlo saque por completo las manos de la actividad artística misma. La solución que don Benjamín Carrión ideó al crear la Casa de la Cultura era interesante: se trataba de destinar una fracción de los recursos estatales a una entidad relativamente autónoma, para que sea esta y no el Gobierno la que se encargue de la promoción cultural. El modelo merecía afinarse, siempre por el lado de una creciente autonomía y descentralización, pero es válido.

El proyecto de nueva Constitución crea un “sistema nacional de cultura”, que significa el fin de toda autonomía en la gestión cultural. Los artistas desafectos al Gobierno, los que tengan algo de pelucones, los que lean a Solzhenitsyn, los aniñados, las bestias salvajes, es decir, todos los que no se hayan riefenstahlizado, pueden olvidarse del apoyo estatal. Me pregunto si en el mundo de la cultura hay conciencia de esto. ¿O están conformes en cambiar la libertad de creación por financiamiento?

Publicado originalmente en El Universo

4 comments:

Juan Montalvo said...

El mundo de la cultura del que hablas se ha convertido en una caterva de serviles chupópteros en busca de subvenciones para proyectos sin sentido. Así que intuyo que no tendrán problema alguno en presentarse, con los pantalones adecuadamente ubicados en las rodillas, a defender el credo socialista a cambio de suculentos subsidios. Una vergüenza.

Danny Ayala Hinojosa said...

Pero además hay que señalar que la cultura y la investigación científica desde hace tiempo son "políticas de Estado" como a nuestros mal formados periodistas (no todos) les gusta decir. La Casa de la Cultura no es un invento de hoy como tampoco la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología, entidad última que asigna a dedo los fondos para proyectos científicos y donde el sector de biotecnología sale mal parado.

Con todo y "políticas de estado" en cultura y ciencias, hay que ver cuantos premios Nobel tenemos en literatura y ciencias. Hay que recalcar que nuestras luminarias en las artes en una gran mayoría han sobresalido sin estas ayudas estatales.

Libertario said...

Hay que ver la cantidad de "artistas" que ahora apoyan al régimen. Estos "rent-seekers" son expertos en encontrar quien les financie sus mediocres obras, películas, discos. Que mejor que un gobierno estatista como el de Correa.

Chica Cosmo said...

Totalmente de acuerdo porque los artistas deberían provenir de familias en las que el dinero no sea un problema o esperar a ser reconocidos después de muertos en nombre del arte o depender de los nobles mecenas privados (esos arcángeles que no piden sumisión ni alabanzas a cambio de su generosidad). Faltaba más.