Friday, May 04, 2007

El Ché, abanderado de una ideología homicida

Es penoso que en Latinoamérica aún existan personas que defienden la figura de uno de los homicidas más notables de las ideologías del odio y el autoritarismo, me refiero al "Ché", mito y culto a la personalidad del socialismo como en su día Stalin, otro asesino responsable de 20 millones de asesinatos. Mucho se ha hablado de El Ché, bastante de ello mitos y medias verdades, pero dejémos que El Ché hable por sí mismo a través de sus cartas y sus expresiones recogidas por la historia.
El 28 de enero de 1957 Ernesto "Ché" Guevara le escribe a su mujer: "Aquí, en la selva cubana, vivo y sediento de sangre". Mire usted las preferencias gastronómicas de Guevara, pero considere también su apología del homicidio, un odio ciego digno del peor criminal: "El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar", pasaje dicho en su Mensaje a la tricontinental.

Los socialistas poco respeto tienen por la vida y la propiedad de los demás, eso ya lo sabemos, eso lo estamos viviendo durante el gobierno de Rafael Correa, no es noticia es historia antigua. Es por ello que no tienen empacho en destituir a toda la oposición en un Congreso, destituir a todo un Tribunal Constitucional y atropellar toda norma legal, no existe dentro del socialismo la idea de un juicio justo e imparcial, derecho a la defensa ni nada parecido. Dentro de la psique socialista las sospechas bastan para cometer homicidio y robo como lo ilustra el diario de El Ché en Sierra Maestra, Guevara mató de un disparo a Eutimio Guerra porque sospechaba que estaba pasando información al enemigo: "Acabé con el problema con una pistola del calibre 32, en el lado derecho de su cerebro... Sus pertenencias ahora son mías".
Asesinato tras asesinato, el Ché cumplía su máxima de convertirse en una "fría máquina de matar". Citando un pasaje del ensayo de Vargas Llosa sobre el Ché (La máquina de matar: El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalista) nos comenta el comportamiento de este asesino:

Guevara presidió, durante la primera mitad de 1959, uno de los momentos más oscuros de la revolución. José Vilasuso, abogado y profesor de la Universidad Interamericana de Bayamón, en Puerto Rico, que perteneció al organismo a cargo de los procesos judiciales sumarios en La Cabaña, me contó hace poco que el Che dirigía la Comisión Depuradora. "Se regía por la ley de La Sierra, tribunal militar, de hecho y no jurídico, y el Che nos recomendaba guiarnos por la convicción. Esto es, sabemos que: Todos son unos asesinos, luego proceder radicalmente es lo revolucionario. Mi función era de instructor. Es decir, legalizar profesionalmente la causa y pasarla al ministerio fiscal. Se fusilaba de lunes a viernes. Las ejecuciones se llevaban a cabo de madrugada, poco después de dictar sentencia y declarar sin lugar (de oficio) la apelación. La noche más siniestra que recuerdo se ejecutó a siete hombres".

El número de ejecuciones en La Cabaña se estiman entre 200 y 500 y en general se estiman más de 2000 entre este y otros lugares en los primeros meses del triunfo de la revolución.
Regresando a nuestro país, son detalles como estos los que nos permiten concluir que una parte de nuestra sociedad está enferma si nuestros referentes son asesinos de esta ralea, el hecho de que al autoritarismo sea tolerado y aun admirado por muchos es una muestra del daño que se le ha hecho a la juventud durante décadas de educación pública, academia y medios mayormente copados por intelectuales socialistas.

No resulta extraño entonces que buena parte del país elija a déspotas iluminados que amenacen con cambios revolucionarios que traerán el paraíso a la Tierra (que nunca llega) si estos electores visten o vistieron camisetas con la imagen de un asesino que ofreció lo mismo, o que están influenciados por lo que dijeron sus profesores en el colegio, los periodistas en los periódicos o los políticos en las tarimas que suscriben total o parcialmente las "enseñanzas" de El Ché y asesinos similares. Que no nos extrañe que no existan masivas protestas por los atropellos a la Constitución que se han venido sucediendo desde la posesión de las nuevas autoridades del Estado.

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