Lejos de la playa había quedado la barcaza, las balas silvaban cerca y un infierno nos esperaba en la costa. Fuertes detonaciones cortaban el aire mientras que la flota disparaba a Omaha en la distancia.
Había llegado a la playa con todos los pertrechos mojados y el alma en un hilo, sabía desde mucho antes que una de las balas que surcaban el aire llevaba mi nombre, mas el atronador ruido de fuego desde trincheras y casamatas ahogaba cualquier reflexión.
Mi tarea era volar uno de los cañones de la costa cuya efectividad nos costaba hombres y vehículos en la playa, y así fue como vine a parar a pocos metros de una fortaleza para tomarla por asalto. El intento fue un fracaso casi completo, el cañón estaba bien defendido y decenas de amigos y conocidos murieron en la playa o incluso mucho antes de llegar al ataque. Nos ordenaron replegarnos pero fue tarde para mi, una bala atravezó mi corazón y otra la rodilla, caí en la arena con el rostro hacia el sol.
Morir es así, luego del dolor y del recuerdo de lo vivido, la mente acepta que esto es el fin, que terminó el juego, que no hay tiempo extra, ni alegato ni recuento.
Desde luego era aún consciente de las balas, las detonaciones y la Luftwaffe bombardeando nuestra cabeza de playa. Pero todo transcurría como si no fuese conmigo, todo era real pero a la vez muy lejano, un sentimiento de inmensa paz envolvía mi mente hasta el último suspiro. *
Pero la paz se esfuma cuando uno despierta y agradece el hecho de conservar la vida, para luego enterarse de que otra guerra se desarrolla en casa, guerra sucia donde las haya.
Es una guerra que por el momento parece perdida, es una guerra contra nuestras libertades, contra la decencia, contra los principios y contra quienes los defienden. Es una batalla dirigida contra el éxito, contra la civilización, contra los valores de occidente y hasta contra las buenas costumbres. Es una guerra a muerte contra las instituciones.
Los defensores son pocos y aunque están bien armados han venido perdiendo terreno frente al gran número de efectivos que puede movilizar el enemigo. Y ese es el éxito del enemigo, los números. Con los números el enemigo logra mayorías, gana elecciones e impone mediante coerción un sistema naturalmente violento y totalitario, que una vez en el poder procederá a consumir a los mismos que lo pusieron allí. Las revoluciones siempre devoran a los suyos.
Los números son todo el sustento de este enemigo, siendo los defensores pocos, casi nadie acude en su ayuda aún cuando todos tienen mucho que perder. Y es que también la masa, el tumulto sabe que existe un enemigo pero ignora que, o es parte de él o colabora por omisión, inadvertidamente.
Al enemigo se lo llamó "partidocracia", por pereza muchos aceptaron y aplaudieron, pusieron en un mismo saco a inocentes y villanos e hicieron así un favor al verdadero enemigo, le abrieron puertas y caminos, aceptaron sus mentiras y le juraron lealtad mientras hipotecaron el futuro y las vidas de sus hijos.
Al enemigo se le llamó "socialismo" y muchos se lanzaron a combatirlo, cuando en realidad el socialismo es sólo una cara del enemigo. Así muchos defensores de las libertades han terminado disparando a ciegas y hasta han terminado colaborando con el enemigo usando sus armas, sin darse cuenta.
Pocos llamaron "Estado" al enemigo y sólo esos pocos realmente lo han combatido. Pero el Estado es sólo un instrumento del enemigo, probablemente el de mayor alcance y aceptación. Dotado de la capacidad de obligar a millones a sacrificar su vida y sus pertenencias para defenderlo mientras quienes usufructuan de él viven comodamente sin realizar el mínimo esfuerzo productivo.
El enemigo es el Poder y sus sacerdotes, es la maldita manía enferma de influir a los demás vía coerción y corromper a muchos otros para convertirlos en cómplices y beneficiarios. No conocer quien es el enemigo es el origen de muchos de los males que soportamos actualmente, ignorar el perjuicio que alguien con poder sin límite puede ocasionar logrará que efectivamente el ignorante sufra daños, suspender el juicio y mandar de vacaciones al pensamiento crítico es la mejor garantía para la emergencia de tiranos y déspotas.
Flirtear con el poder y aceptar que los poderosos fijen la agenda es la peor movida política -y esto es para los liberales- nunca lograrás un sólo éxito en la política pensando que tu debes sonreír y agradar a todos, ocultar tus principios o pasarles un barniz de corrección política para agradar a la mayoría. ¿O es que acaso no crees en tus propios principios? en tal caso sólo tienes dos posibilidades, o eres un defensor pedestre sin formación o un oportunista que busca réditos en migajas y no la verdadera grandeza de ser libre hasta las últimas consecuencias y sin miedo de estas.
Estado, democracia, igualdad. Amigo, estudia un poquito más y empieza a desterrar estas palabras de tu léxico, Estado es un instrumento de poder y violencia, Democracia es a final de cuentas una dictadura de la mayoría e igualdad es tan cercano a la justicia como nuestro planeta y la Andrómeda. A Estado, democracia e igualdad los reemplazan gobierno limitado, República y derechos individuales.
Que no te importe que los espíritus mezquinos te llamen egoísta pero plántales cara, mucho es lo que das y es poco o nada lo que te han agradecido, quizá ni siquiera estarían vivos de no ser por tu ayuda -y esto es para los capitalistas- quienes asumen riesgos y ponen capital se tienen merecido hasta el último, el último centavo producido. Ya es mucho mérito arrancarle riqueza al universo como para tolerar a un insolente mamarracho que te diga "pelucón" en tono despectivo, tu respóndele y llámalo "muerto de hambre", que bien se lo merece. Pues sin hospitales, instrumental médico, fármacos y alimentos que son producidos por capitalistas, el zopenco ni siquiera hubiese nacido.
Estos son tiempos de oscuridad y de guerra, y lo mejor para continuar vivo es el conocimiento, recuerda que la ignorancia es aliada del poder, los ignorantes aceptan el poder total y los poderosos se rodean de falacias como "bien común", "espíritu nacional", "igualdad", "derechos colectivos" para socavar los derechos de cada persona y conservar el mayor poder para sí. Saber conocer y denunciar estas falacias no sólo hace la diferencia, habla bien de ti pues defender el derecho que le asiste a cada persona es ético, moral y justo.
Estamos bien armados de argumentos pero somos pocos, los enemigos son muchos y nos rodean, hasta es posible que la muerte nos sea decretada, pero hay destinos peores como vivir en la esclavitud.
* Sueño/Pesadilla recurrente que solía tener hace algunos años.