El Federalista: no escucho a Sanz pero hay que agradecerle ese gesto que cayó como regalo navideño para muchos, también en Ecuador y Bolivia.Entre improvisado y premeditado, sucedió a mitad del concierto, cuando Sanz cantaba Labana, la canción con nombre y letra significativas en la que opinó ya en 2003 sobre la situación cubana: "Espera sólo un poco más, quiero explicarle a los míos por qué La Habana es la ciudad donde los sueños aprenden a nadar....es como hablarle a la pared (dame, dame libertad) los muros piden a gritos y dicen que a La Habana no se va a echarle canas al aire, maldito, maldito sea este mundo, me quiero llevar a mi negra...".
Entonces, una muchacha se acercó al escenario y le dio una bandera venezolana. Cubanos y venezolanos de Miami tienen una solidaridad especial en los tiempos que corren. Los primeros les avisan a los segundos de que llevan el mismo camino. El cantante se colocó la enseña en el cuello, casi como una capa y casi la ondeó. Al final de la canción se dirigió hacía atrás, recogió una camiseta negra y la mostró al público. En letras blancas se leía: "Chavez sucks (Chávez apesta)". Si las alusiones a Cuba arrancaron aplausos atronadores, con este epílogo arreciaron. Se unieron todos.
Porque también Ecuador es el país donde los sueños aprenden a nadar, si no díganselo a los incontables ecuatorianos que huyen del "Estado Social de Derecho" y naufragaron en alta mar...
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