El Federalista: El gobierno ecuatoriano ve como la producción petrolera estatal y privada cae abruptamente (8% al año es para halarse de los cabellos) por falta de inversión precisamente cuando el precio del crudo está alto, las razones son las conocidas: confiscación del 99% de las utilidades extraordinarias de las petroleras, renegociación forzada de contratos, nuevos impuestos y multas sacadas de la manga del mago.El movimiento del Gobierno busca reactivar la inversión de las privadas para mantener los niveles de producción, al tiempo que suaviza la posición del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, quien quiere aumentar la participación del Estado en la explotación de los recursos naturales.
"Esto es una muestra de apertura del Estado ecuatoriano a las empresas y aspiramos el mismo nivel de apertura (de las privadas)," dijo Chiriboga a Reuters en una entrevista telefónica.La propuesta, sin embargo, no suspenderá las negociaciones que lleva adelante el Gobierno con las petroleras para cambiar sus contratos de participación a otros de prestación de servicios, con mayores beneficios para el Estado.
La oferta supone reducir el impuesto al 70 por ciento desde el 99 por ciento actual, a lo que las compañías privadas deben responder retirando las demandas presentadas en contra del socio más pequeño de la OPEP ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI)
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La nueva oferta es similar a la que el Gobierno realizó a las privadas meses atrás, cuyo punto espinoso es el canje de sus contratos de participación a unos de servicio, con los que se ven obligados a vender toda la producción al Estado a cambio de una comisión.Ecuador estuvo a punto de cerrar negociaciones en marzo pero, a última hora, Correa cambió las reglas al dar un plazo de seis meses a las compañías para firmar los nuevos contratos, en los que además de pasar a ser contratistas deben renunciar a la cláusula del arbitraje internacional.
Encima, el Estado pretende manejar directamente el negocio petrolero delegando a las empresas privadas únicamente la inversión, exploración y explotación petrolera pero dejando al Estado la venta y beneficios. Esto es similar a cuando un mafioso, que ha declarado como suyas tierras en las que nunca ha trabajado, quiere que un empresario agrícola invierta en su territorio pero el vivísimo quiere que el empresario asuma riesgos, haga inversiones y se parta el lomo trabajando a condición de que el mafioso obtenga todos los beneficios. Obviamente nadie se presta a esta barbaridad a menos que sea por la fuerza. Esos son los famosos contratos por servicios que el mafioso Rafael Correa y sus esbirros quieren imponer a las compañías privadas.
Correa quiere obtener todos los beneficios petroleros sobre territorios en los que el Estado ni siquiera ha hecho una maldita carretera decente, quiere obtener beneficios de inversiones que no le ha costado ni un centavo a estos burócratas muertos de hambre.
Como la estrategia no funcionó (incluso insinuando confiscación total) ahora Correa se ha "ablandado" y ofrece meter la mano sólo hasta la mitad del bolsillo de los inversionistas, ofrece sólo hurtar poquito menos de la mitad de los legítimos beneficios de las compañías. Pero como el mafioso no deja de serlo sólo por finjir ablandarse, ha dejado una trampa: hurta menos a condición de que las compañías renuncien en los contratos a arbitrajes internacionales sobre materia tributaria. Así que si ingénuamente las compañías aceptan el trato, mas tardecito vendrá el bandolero de las camisas bordadas por el botín completo y sin derecho a reclamo.
La mañosería ya es de todos
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