Artículo en Instituto Juan de Mariana (España): Las diez consecuencias de ilegalizar la prostitución
1) Abandono institucional: las deja sin derechos ni protección
2) La ley no funciona, no consigue lo que se propone (reducir la prostitución)
3) Convierten a gente honesta y pacífica en criminales
4) Crea "mercados" en donde la competencia es violenta y no pacífica como en los legales
5) El precio del servicio es mucho mayor en un mercado negro que en un mercado legal competitivo
6) Los servicios en los mercados ilegales son de una calidad menor que en los mercados legales competitivos
7) Provoca una delincuencia asociada
8) Hace que el sistema de justicia sea más corrupto
9) El Estado convierte actividades pacíficas en criminales
10) Provoca un aumento de poder y gasto estatal
Excelente artículo ya que similares argumentos pueden utilizarse para criticar la ilegítima ilegalización del comercio de drogas y de armas, del chulco (prestamistas informales), de la actividad especuladora, del contrabando o el comercio informal. Recomiendo leer el artículo completo y todo otro artículo de esta institución que siempre nos trae excelente material en defensa de la libertad personal, el comercio libre, la propiedad privada, la libre empresa y todo aquello que es ético y justo.
5 comments:
Del 3 al 10 me suenan conocidos... sera que el "presidente" Correa tiene intereses con la profesion mas antigua?
Decididamente con la segunda profesion mas antigua - los hijos de la primera - si tiene.
Es decir que respaldas a Correa en lo de los vendedores informales.
Anónimo:
Creo que todo negocio debe ser respetado y eso incluye no imponerle impuestos, regulaciones ni permisos arbitrarios. Y tal cosa Correa no está permitiendo.
En cuanto a las ventas informales, creo que el espacio público es otra tragedia de los comunes, por ser público nadie lo cuida, y es por eso que el espacio público tiene que administrarse privadamente, de manera que las ventas, el tránsito y otras formas de uso del espacio de uso público sean reguladas por los propietarios. Pero mientras tanto hasta llegar a ese nivel de civilización, creo que los municipios deben fungir como propietarios-administradores del espacio público y regular el orden en calles y plazas.
Hasta llegar a un nivel de plena administración privada del espacio público, creo que los municipios tienen competencia sobre este espacio, no el gobierno central, no la inmunda asamblea constituyente.
Pues basta con revisar los casos en donde los municipios han podido administrar correctamente los espacios; ubicándo a los informales en lugares ordenados y creando un ambiente favorable para el turismo.
Estoy de acuerdo con que a los vendedores informales no se los persiga, PERO el punto es que todos los demás vendedores (sea un frutero, un taxista o un banquero o industrial) deberían también ser dejados en paz (un paso hacia la informalidad). Esto sería actuar con principios, pero Correa lo que hace es un capricho: para unos sí, para otros no. Si el trabajo es un derecho, entonces tanto el informal como el formal deberían ser dejados en paz; así no hay ni discriminación ni fomento de conflictos de clases.
El problema (la tragedia de los comunes) no es ser informal sino el uso de un espacio que otras personas también usan; de todos modos, uno tiene que defender sus principios aunque estos no tengan siempre resultados bonitos o agradables. Estoy seguro que los mismos vendedores informales no quieren serlo para siempre sino que aspiran a crecer y establecerse en un local, una cadena, una super-cadena o, mejor aun, una multinacional.
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