Monday, April 14, 2008

En defensa del vendedor de armas (película)

Recordando una excelente película de Andrew Niccol, Lord of War haré un comentario sobre el tráfico de armas intercalando comentarios sobre la película.

La guerra es una de las actividades más antiguas del ser humano, tan humana como terrible, la guerra cercena vidas, destruye bienes y establece nuevos órdenes a veces para bien y muchas veces para mal. Con guerras fueron posibles la independencia de muchos pueblos, la caída de tiranos y la defensa de naciones contra enemigos expansionistas. Pero con guerras fueron posibles también erigir tiranías socialistas, invadir pueblos y cercenar libertades. Las guerras incluyen armas y éstas son provistas por comerciantes y ahí es donde entra Yuri Orlov (Nicolas Cage) quien provee de armamento a gobiernos y milicias, armamento proveniente del antiguo bloque comunista.

No hay forma de eliminar el tráfico de armas y a los traficantes, pues como dice Orlov, si uno abandona el negocio otro vendrá a reemplazarlo, nada cambia, mientras existan guerras existirán traficantes de armas y mercenarios. A final de cuentas quienes organizan la mayoría de las guerras son los estados, es decir, las mafias que controlan los gobiernos, los cuales son los principales clientes de los mercaderes de armamento. Otro tanto son los que quieren adueñarse del Estado e incian la violencia con el fin de vivir de los demás vía impuestos, la diferencia entre una guerra y elecciones democráticas es que en el último caso la intromisión del Estado se acepta pacíficamente. Así mismo no hay diferencia entre rapiña e impuestos, son lo mismo sólo que lo primero se consigue con violencia directa y lo segundo con la indirecta más conocida como coerción legal.

Pero los comerciantes de armas no son los mercaderes de la muerte, pues jamás ningun arma ha matado a nadie, el que haló del gatillo fue quien lo hizo, vamos, no se le puede pedir a las armas una capacidad de discernimeinto moral del que un objeto inanimado carece. Incluso portar un arma no convierte a nadie en criminal ni desdice de su altura moral, es el uso del arma el que convierte a una persona en héroe o villano. Héroe aquel que comete magnicidio contra un tirano y villano quien encabeza el inicio del uso de la fuerza o la coerción legal.

Poco se puede hacer mucho cuando existen conflictos en el mundo, los embargos de armamento no sirven tampoco los controles de armas, en efecto son más los males que generan ambas medidas que el bien que pretenden lograr. Cuando EE.UU. dictó un embargo de armas al régimen de Pinochet terminó incentivando la producción local de armamento, cuando Francia impidió que Dassault vendiera aviones F5 a Israel, este país terminó fabricando aviones Kfir basados en el F5 y exportándolos. Impedir que los ciudadanos porten armas es un poco más facil pero logra que sólo los delincuentes puedan adquirirlas, resultado: legalmente los ciudadanos se ven imposibilitados de defenderse de los delincuentes los cuales adquieren armas en el mercado negro.

El mercader de armas sólo satisface una demanda que de todas maneras será cubierta si hay dinero para pagar, y en el caso de un Estado para pagar hay que saquear sea apropiándose de recursos naturales o de dinero mediante impuestos. Es peor cuando los gobiernos afirman que los recursos naturales son "del Estado", porque entonces el Estado dispone de diamantes, petróleo o minerales para costear la compra de armamento y con éste luego se podrá confiscar e imponer impuestos. Entonces no nos extrañe que los regímenes socialistas sean los más militaristas de todos los tiempos, la Unión Soviética tenía más armas por persona que los EE.UU. pero la posesión de armas era monopolio del gobierno comunista. EE.UU. -una socialdemocracia crecientemente estatista- posee más gasto militar que cualquier nación del globo pero menos presupuesto militar en relación a su PIB en comparación con otras naciones pero cada vez más regula e impide la tenencia personal de armamento.

Por otra parte, los mismos estados son quienes lucran con el armamento y suelen perseguir a su competencia, los comerciantes minoristas. Consideremos el triste papel de Jack Valentine (Ethan Hawke) un agente/activista contra el comercio de armas, que no es sino lamentable. Ajeno a los movimientos del poder real, busca aisladamente perseguir al chivo expiatorio de los verdaderos señores de la guerra, para ello se vale de tácticas sucias como recordarle a la esposa de Orlov (Bridget Moynahan) el asesinato de sus padres, propio de la naturaleza proterva de los funcionarios de gobierno (otros funcionarios son fácilmente corrompidos) o usa el espionaje telefónico, técnica de dudosa legalidad. Pero Orlov se sale con las suyas, el Estado lo necesita.

A final de cuentas los estados se valen de los comerciantes para proveer de armas a facciones políticas. Los políticos suelen ser hipócritas, no olvidemos a Hillary Clinton o John F. Kerry reclamando el fin de la guerra en Irak pero votando puntualmente a favor de más fondos para las tropas americanas en Medio Oriente. No olvidemos tampoco que el gobierno "patriota y honesto" de Rafael Correa malgasta dinero de los ciudadanos comprando dos fragatas usadas para la marina ecuatoriana.

Entonces, los malos de la película no son los comerciantes de armas por más cínicos y caraduras que estos sean o por más vidas dobles que tengan, los verdaderamente desalmados son los altos funcionarios de gobierno que ordenan fragatas sin necesidad, los que defienden a grupos terroristas en territorio nacional, les permiten cobijo y retiro de tropas para que operen sin contratiempos y los que en nombre de sus ideologías inician la violencia para llevar a cabo utopías de ingeniería social injustas y demostradamente fracasadas. El comerciante de armas sólo los surte de armas, las que por cierto no matan a nadie como sí los asesinos de las FARC o los niños de Liberia guiados por sanguinarios líderes tribales. Por cierto, no han cesado los rumores sobre que las explosiones de los arsenales en la Balvina y en Riobamba fueron intencionales para ocultar los faltantes de armamento que se le vende a la guerrilla colombiana. ¿Por qué esto no investiga el gobierno ecuatoriano en lugar de fastidiar a Colombia y su legítima autodefensa? ¿Será porque hay que fingir demencia frente al armamentismo de los amigos revolucionarios marxistas?


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