Friday, November 30, 2007

Una regla sencilla para un mundo complejo

Si ante un problema social determinado o la carencia de un servicio que creemos que la gente necesita respondemos "ya se encargará el Estado", estamos apoyándonos en un acto de fe. Pero los liberales también decimos muchas veces "de esto ya se encargará el mercado" o "este asunto debe dejarse en manos del mercado", sin concretar ni dar más explicaciones. ¿No estamos cayendo en el mismo dogmatismo? ¿No exige la prudencia intelectual una respuesta más equilibrada, o en caso de que no sepamos ser más específicos, un humilde silencio? Pero la expresión "debe dejarse en manos del mercado" no es simplista ni dogmática, aunque a veces lo parezca; solo estamos condensando un laborioso y sólido planteamiento teórico. La expresión "debe dejarse en manos del Estado" es, en cambio, tan simplista como aparenta.Cuando decimos "ya se encargará el mercado" estamos reconociendo los límites de nuestro conocimiento y depositando nuestra confianza en la creatividad de millones de personas que arriesgan su fortuna y su reputación en un proceso que "premia" a quienes aportan soluciones y "castiga" a los que malgastan recursos. Estamos confiando en un proceso que se va autocorrigiendo y que estimula el progreso: cada individuo puede contribuir con sus propias ideas, las ideas compiten entre sí, las mejores ideas triunfan y las peores acaban desechándose.

Cuando decimos "ya se encargará el Estado", por el contrario, estamos depositando nuestra confianza en un grupo de políticos y funcionarios que actúa en un contexto completamente distinto. Los burócratas responden ante los electores que votan cada cuatro años, no ante consumidores que votan cada día cuando compran o dejan de comprar. Si no nos gusta un producto vamos a la competencia. Si no nos gusta un Gobierno tenemos que esperar cuatro años y lo más seguro es que lo reemplace uno similar. Los burócratas no arriesgan sus propios recursos sino los de los contribuyentes, con lo cual la irresponsabilidad y la ineficacia les sale gratis, contrariamente a lo que sucede en el mercado a los empresarios. Los burócratas no ponen a competir sus ideas unas con otras, imponen su "solución" a todos uniformemente y, como actúan al margen del mercado, no son premiados con beneficios cuando sus ideas sirven a la gente, ni castigados con pérdidas cuando despilfarran recursos.

El mercado, por tanto, es un proceso competitivo auto-corrector. La expresión "debe dejarse en manos del mercado" es una forma de aludir en pocas palabras a este proceso y a los millones de individuos que participan en él y experimentan con sus ideas de manera descentralizada. La expresión "debe dejarse en manos del Estado" no encierra ningún significado más profundo, se supone que el Estado (políticos y burócratas) dará con una solución simplemente porque tiene "la voluntad" de encontrar una solución. Pero es una confianza ciega, no tenemos ninguna razón para pensar que es propenso a encontrarla. En el caso del mercado sí tenemos razones para pensar que, tarde o temprano, dará con la solución más eficiente. Por eso la expresión "que se encargue el mercado" no es dogmática, sino prudente y razonable. O como destaca Donald Boudreaux, es una regla sencilla para un mundo complejo.

Por Albert Esplugas Boter
Miembro del Instituto Juan de Mariana.
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