Thursday, June 07, 2007

El país es un trencito...

Por Danny Ayala Hinojosa
Alguien se olvidó de cambiar las agujas y el tren va hacia un abismo llamado Socialismo del Siglo XXI por una vía por la cual antes ya se fueron de madre Cuba, Venezuela y antes Europa del Este, Corea del Norte, China y otros. Pero el maquinista jura que "el tren ya es de todos", que mediante la locomotora de la Asamblea Constituyente vamos a llegar a la Estación Utopía. Los pasajeros, son una mezcla lamentable de delirantes que ven pero ignoran las señales que alertan del fin de vía, que el puente no está construido o que el tren va por rieles equivocadas; otros pasajeros han sido forzados a subirse al tren y algunos han escapado arriesgando su vida, otros le apuestan a la autonomía e intentan influir inútilmente al maquinista olvidando que lo que tienen que hacer es desenganchar el vagón o los vagones que sean posibles para no ser arrastrados al descalabro, hay otros que negocian con el maquinista para vender seguros creyendo que se harán millonarios y escaparán del desastre.
Finalmente habemos unos pocos pasajeros que estamos pidiendo que el maquinista desacelere la marcha, diciéndole a los pasajeros que el rumbo es equivocado y que el último convoy de trenes que viajó por estos rieles produjo un desastre saldado con mas de 120 millones de muertos pues esta vía es fatal y todo tren que por aquí ha andado al menos ha descarrilado causando muertos, heridos y millonarias pérdidas a los sobrevivientes. Sí, esa fue la suerte de los trenes de las compañías Hoz & Martillo, Svástica, Populismo, entre otras, que aunque en bancarrota se niegan a desaparecer.
Pero el maquinista es necio, sin ser uno ingeniero en ferrocarriles conoce por experiencia ajena que esta vía no sirve, se lo ha dicho al maquinista pero este responde en tono prepotente que solo él sabe, que tiene un doctorado en Administración de Ferrocarriles aunque su experiencia y conocimientos solo le permiten conducir triciclos. El maquinista (¿o maquinador?) es prepotente, a los preocupados pasajeros que lo han cuestionado les ha mandado a la "cabina de la..." y les ha lanzado la puerta. Sus ayudantes que alegremente llenan de carbón las calderas, también están provistos de arrogancia, inmadurez, ignorancia o corrupción. Algunos espían con cámaras a los ocupantes mientras juegan con el precio de las acciones del ferrocarril, otros compran conciencias para callar a los pasajeros preocupados, otros quieren desvalijar a TODOS los ocupantes de sus chequeras y carteras dándole poder omnímodo a la Junta Reguladora, otros compran voluntades entre los ocupantes granjeros de los vagones de tercera clase con el dinero de los pasajes que pagaron los de primera y segunda clase, dineros que se supone son para mantener y ordenar las vías solamente.
La preocupación crece en los vagones de primera y parte de la segunda clase, lamentablemente la mayoría de ocupantes de los vagones de segunda clase y los de tercera hacen de oídos sordos a las críticas, pues juzgan que los señores de los vagones de primera clase defienden solo sus intereses, en parte es así, si no el maquinista no hubiese llegado a enganchar su locomotora para empezar. Pero también es cierto que habemos pasajeros que solo tenemos nuestras valijas de mano y que sabemos que el tren está por caer al precipicio, no nos cansamos de advertir, no nos cansamos de protestar, no nos importa que los esbirros y carboneros del maquinista amenacen, intimiden, enjuicien o espíen a su oposición.
La pregunta es ¿Qué le motiva al maquinista a conducir el tren hacia el desastre? ¿realmente cree en los manuales que leyó y que casi nadie sigue porque siguen técnicas anticuadas y por ende peligrosas? el fin de vía que marca la caída hacia el barranco aún se ve lejos en el horizonte pero el tren viaja a toda potencia, tanto que se zarandea y los ocupantes protestan mientras los ciegos o abyectos aseguran "que así mismo es, que el maquinista debe ser enérgico y desbaratar los vagones que sean necesarios", quienes lo dicen jamás leyeron un manual de ingeniería de ferrocarriles, no han leído un libro de física elemental o mecánica básica, pero ponen mirada soñadora y creen que no es barranco lo que se ve sino Estación Utopía que por cierto no aparece en ningún mapa de vías.
Nos quedan pocas opciones: desbancar al maquinista y sus carboneros mediante elecciones y frenar el tren, escapar del tren aunque sea saltando de los vagones de carga, desenganchar todos los vagones posibles y que el maquinista villano y sus empleados se frieguen solos, ó, esperar que el tren descarrile y salvar lo que se pueda.
¿Qué opción tomará usted señor pasajero?

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