Publicado en El Diario Exterior
El abrumador apoyo que recibió el presidente Rafael Correa, en Ecuador, para respaldar su convocatoria a una Asamblea Constituyente que será plenipotenciaria, le ha abierto las puertas a su proyecto de concentración del poder en detrimento de quienes deberían funcionar como contrapeso: el parlamento y el Poder Judicial. Del poder legislativo ecuatoriano han sido expulsados nada menos que 57 miembros, todos ellos opositores a la reforma constitucional. El Tribunal Constitucional ecuatoriano dictaminó que cincuenta de ellos deberían retornar a sus bancas, por lo que el parlamento –en su nueva composición de suplentes favorecidos por la remoción del medio centenar de diputados- ha procedido a revocar el mandato de los jueces de la Corte Suprema. El equilibrio de poderes que da significado a la república, entonces, ha quebrado su balanza a favor del presidente, siguiendo los pasos de su par Hugo Chávez.Rafael Correa interpretó que los problemas que ha tenido el presidente boliviano Evo Morales para reformar la Constitución de su país fueron errores políticos, y no como el resultado de tener un sistema que impide que el Poder Ejecutivo avasalle a los otros dos poderes. En Bolivia, durante varios meses se empantanó la Asamblea Constituyente porque el MAS, bancada mayoritaria que responde al presidente Morales, buscó imponer la lógica de su número para cambiar las reglas fijadas por la Constitución Política del Estado y la Ley de Convocatoria, que establecen que las reformas deben ser aprobadas por dos tercios y no por mayoría absoluta. Finalmente, ante la posición firme de la Corte Suprema, de las bancadas opositoras y de los prefectos de las regiones que aspiran a la autonomía, el MAS debió retroceder en su propósito y aceptar las normas previamente estipuladas y vigentes. Es evidente que el presidente Rafael Correa no quiere arribar a ningún tipo de consenso con las fuerzas políticas opositoras, en su intención de "barrer" con los partidos tradicionales.
Este enfrentamiento lo puede llevar a tener réditos electorales inmediatos que fortalezcan su posición, como es el caso del plebiscito recientemente celebrado, en el que recogió un inequívoco 81% de adhesión. Probablemente pueda repetir un resultado de amplias proporciones en la elección de los convencionales constituyentes, pero la hostilidad hacia toda expresión opositora o independiente termina generando situaciones de conflicto que dañan gravemente a la sociedad, erosionando los valores democráticos y pluralistas y perjudicando el desempeño económico del país y de la región. Podrá concentrar más y más poder, como lo hace Hugo Chávez en Venezuela, pero la calidad de vida de sus conciudadanos se irá deteriorando a pasos agigantados.
¿Estaremos asistiendo a una nueva década perdida en América latina con la muerte de las repúblicas? Si los latinoamericanos siguen creyendo en las promesas de los líderes providenciales, así será, matando a la república a fuerza de plebiscitos. Mientras tanto, emergen con gran empuje nuevos actores en Europa oriental, en Asia y en África, que por abrazar los principios de la sociedad abierta y pluralista, generan crecientes oportunidades de progreso para sus habitantes.
El autor es historiador, investigador asociado de CADAL, Director de la Carrera de Ciencia Política en la Universidad de Belgrano e investigador de la Fundación Hayek.
No comments:
Post a Comment