Por Gustavo Ramírez Amat
Las últimas semanas fueron de expectación. El debate organizado por CNN-Ecuavisa puede ser un factor determinante que decida el rumbo del voto de muchos ecuatorianos. No sería novedad. Todos los que tenemos más de 40 años recordamos cómo aquel categórico, oportunísimo y explosivo "míreme a los ojos doctor Borja", revertió una tendencia y decidió los resultados de una elección. Claro, se dirá que se trataba de una segunda vuelta y que además esos eran otros tiempos, y otros púgiles.
No obstante, la percepción que deja el debate de CNN es bastante clara y diversa a la anterior. La sensación generalizada es la de haberse asomado ante una escena nueva, a un nivel más interno antes no advertido. Para muchos, a una contundencia que era la que estaban aguardando. Para otros, el desengaño que sigue al conocer a la fea que habíamos creído linda antes de conocerla. Algunas máscaras cayeron, rostros grotescos se desnudaron, y por compensación algunos débiles mostraron ser muy fuertes y ciertos "bobos" demostraron agudeza, conocimiento y perspicacia.
La noche tuvo dos grandes derrotados y dos indiscutibles vencedores. Correa y Roldós los perdedores, candidatos a quienes el debate con toda seguridad menguará muchos, muchísimos votos. En cambio Alvaro Noboa y Cynthia se llevaron el Oscar del debate.
Correa, indiscutiblemente fue quien peor parado salió. Llegué con 7 minutos de retraso a casa, y grande fue mi asombro al observar de sopetón a un personaje tenso, nervioso, mostrando muchísimos signos no-verbales de inseguridad, como el inequívoco desfase entre el discurso, el tono de voz y la gestualidad -facial principalmente- que solamente la entrevista televisada o filmada son capaces de evidenciar, y que por no ser esta una de mis clases de Psicología de la Comunicación y por no aburrir a los lectores, no voy a precisar. Como había llegado con retraso llamé a un amigo para preguntarle qué había sucedido, por qué Correa estaba tan descompuesto, dónde estaba la "sobradez" de la que tanto había hecho gala durante toda la campaña, porque lo que veía era un hombre temeroso, que intenta inútilmente impresionar con fingida autoconfianza. Acorralado sería la palabra que mejor podría describirlo. Cuando mi amigo me dijo que no había pasado absolutamente nada, pero que él también lo veía así, a pesar de ser su candidato, entendí que una máscara había acabado de caer. Y luego algunas más y algunas evidentes contradiciones. Dijo por ejemplo que la hipotética Asamblea Constitucional no va a suspender la dolarización a pesar de tener poder para hacerlo. La pregunta que automáticamente se impone es: ¿Y cómo lo sabe él? ¿Acaso considera desde ya que será "su" Asamblea, que hará lo que él piense y decida? Pero indiscutiblemente la mayor máscara caída y que mostró un rostro tenebroso, fue su abanderización "en el espíritu de Bolívar". Para todos quedó muy claro que en caso de darse, el gobierno de Correa sería en comandita con Chávez y Morales. El problema -para él- es que lo dijo ante todas las Américas y el mundo. El colmo de la descompostura fue reclamar por los resultados del orden de intervención convenido por sorteo. Nadie le dijo que esa clase de reclamos los hacen los perdedores solamente. Y la imagen final, contracturado, con los brazos cruzados sobre el pecho, como una momia
El gran problema de Roldós fue no diferenciarse radicalmente de Correa, no ponerse en la acera de enfrente de su mayor rival, y esa lamentable manía suya de no despeinarse. Lamentable, porque el no poner en su lugar a personajes como Correa tiene un precio electoral. Lamentable también porque Roldós es un candidato que se merece los votos que estos errores pueden hacerle perder.
Cynthia ratificó la imagen que ha sembrado: inteligente, combativa, segura, consistente, convencida. Con toda seguridad que la noche del jueves decidió muchos votos a su favor, y los vale.
Pero el gran goleador de la noche fue Alvaro Noboa. No sólo por 3 o 4 efectivos y sorpresivos golpes de efecto, sino porque consolidó su imagen de un solo rostro, con la decisión e inteligencia que demostró tirando por tierra al "boboa" construido por sus enemigos. Fue el más claro y coherente en las ideas y propuestas. Aparte de un buen sabor, deja algunas preguntas con ruido de metralla en el ambiente político y sensación de sal y ají sobre la llaga: que se entregue la lista de donantes a las campañas, sus declaraciones al SRI y los montos donados. Es que todo el mundo se pregunta de dónde sale la plata para la millonaria campaña de Correa.
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