Para que Ecuador alcance niveles de desarrollo se requieren muchas cosas, primero que nada estabilidad política y seguridad jurídica, y luego medidas de apertura comercial entendidas como racionalización de las leyes, reducción del aparato estatal y las regulaciones que este lleva a cabo, la firma de tratados comerciales tanto con nuestros principales clientes como Norteamérica, Unión Europea, Centro y Sudamérica, tanto con potenciales nuevos mercados en Asia o Europa Oriental. La eliminación de subsidios y privilegios, la reducción de organismos públicos supérfluos, la capitalización privada de empresas públicas pero sobre todo la apertura de todos los sectores de la economía oligopolizados estatal o privadamente. Es decir, incluso si no se privatizan las empresas públicas, debe eso sí permitirse el libre ingreso de competidores privados sin que haya privilegios, subsidios o precios controlados.
De la mano de la necesaria descentralización del gobierno debe realizarce una reforma tributaria de modo que sean los municipios quienes recauden un impuesto de IVA y que de este se destine un valor del 10% que financie a un gobierno eficiente concentrado en sus verdadera funciones de defensa y seguridad jurídica ciudadanas. Impuestos como el I.R. y el ICE deben ser eliminados o en el peor de los casos mantener un I.R. del 8% plano para todos que no discrimine y que no desincentive la inversión y la generación de empleo.
Yo creo fírmemente en el libre mercado que lo integraríamos todos como consumidores y como productores si fuésemos mas libres económicamente, si por ejemplo no hubiese -o fuese muy limitada- la legislación financiera, hidrocarburífera o energética, estos sectores no podrían ser monopolizados o cartelizados por gobiernos o corporaciones, cada ciudadano o grupo de ciudadanos, un barrio digamos, podría instalar su propia central para abastecerse de energía, cada comunidad podría crear su entidad financiera para aprovechar el ahorro comunitario y brindar crédito a cada socio, un grupo de ciudadanos podría acceder a créditos para explotar petróleo y no rendir mas cuentas a nadie que a la justicia si su acción contraviniese a los derechos de otros a su vida y propiedad. Así también debería realizarse una reforma en el sistema de pensiones que permita la competencia de empresas privadas, aseguradoras municipales o el mismo IESS (aunque estas dos últimas opciones no me gustan) igualmente, sin privilegios, sin regulaciones absurdas, sin burocracia, sin impuestos escondidos sobre el sector privado para sustentar la ineficiencia del seguro estatal, pero sí con libre elección de cada persona a acceder a una pensión digna.
Pero hasta mientras, para llegar a todo lo anterior deben realizarse muchos pasos y asumirlos con decisión, nada de consultas populares o constituyentes que en nuestro caso son una salida del candidato populista (afrontémoslo no somos suizos para embarcarnos en esos experimentos). En eso el TLC era un gran paso que ha sido desperdiciado por un gobierno cuyos funcionarios mayormente han brillado por su incompetencia, inmoralidad e incapacidad. Al parecer el nuevo gobierno en Ecuador será el del Abogado León Roldós, quien deberá desmarcarse de los sectores mas retrógrados de su alianza política y pensar como estadista, aprender de las lecciones de Lagos y Bachelett en Chile o de los 15 años de reformas que se han realizado en El Salvador, o de las experiencias en China y en La India que están privilegiando y liberando a los individuos para lograr éxito económico y desarrollo social. Es esto y no la verborrea barata y huérfana de argumentos morales y económicos de candidatos como Rafael Correa la que permitirá que Ecuador salga del atolladero.
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