A propósito de los miles de correos electrónicos, cadenas de cartas, blogs, foros y sitios en Internet instando a votar nulo para diputados en las siguientes elecciones, Diario El Federalista hace un esbozo de las posibles consecuencias de un masivo voto nulo.
El voto nulo no tiene consecuencias a nivel jurídico, pues aunque los votos válidos sean pocos, estos terminarán eligiendo a los próximos diputados en el Congreso. Sin embargo, las consecuencias son mas bien políticas y tienen no poca trascendencia si se concreta esta iniciativa.
El Congreso electo será legal y jurídicamente funcional pero su representatividad quedará en entredicho, ninguna iniciativa parlamentaria será vista de otro modo que con descrédito. Toda iniciativa quedaría enpantanada pues percibiendo la debilidad institucional en la que ha caído el poder legislativo, este poder sería presa de la presión ciudadana para aprobar ciertas reformas y al mismo tiempo para no hacerlo.
La salida que algunos encontrarían a la crisis sería el llamado a una Asamblea Constituyente, pero este proyecto, siete veces fracasado durante el gobierno del Presidente Palacio, y con escaso respaldo popular, tomaría el mismo destino que le espera al Congreso en las siguientes elecciones, pues quienes podrían postular candidatos a la Constituyente serían los mismos partidos políticos y movimientos sociales que ya no tienen credibilidad, permitir mayor participación popular mediante una reforma a las leyes electorales también sería un proyecto inviable pues el Congreso para sostener el ya escaso márgen de maniobra, no dará paso a reformas en esa línea y aunque así fuese, la población tampoco confiaría en que una Asamblea Constituyente resuelva sus problemas mediante una nueva Constitución, que para el caso sería la número veinte en nuestro país. El poder ejecutivo tampoco escapará a la crisis, pues aunque contando con un Congreso sin respaldo popular y por ende con un mayor márgen de maniobra para el ejecutivo, este último tendría atadas las manos para establecer reformas antipopulares.
El escenario anterior constituiría un virtual efecto de congelación del acontecer político, los partidos, el Congreso y el ejecutivo no podrían llevar cabo sino tímidas reformas. Pero este es solo uno de tantos escenarios posibles en un país que ha vivido en desorden político durante años y cuyo último gobierno que culminó su periodo para el que fue electo terminó hace ya una década. Otros escenarios son posibles: la reconfiguración pacífica del país en un sistema federal de goberno limitado o por el contrario una fragmentación caótica elevada a nivel de anarquía. Una Asamblea Constituyente que lleve al país a un sistema totalitario y aún mas caótico o de otro lado unas reformas constitucionales que limiten el poder y concentración del gobierno y desmantele al menos parcialmente los privilegios políticos y económicos de los partidos políticos y sus financistas. También son posibles un golpe militar, una nueva revuelta civil contra las débiles instituciones e incluso un autogolpe de Estado. O, finalmente, continuar en el caos recurrente como forma de gobierno. ¿A donde va el país?
No comments:
Post a Comment