Sunday, July 23, 2006

La Devaluación de lo Público es una realidad, ¿Y…?

La Devaluación de lo Público es una realidad, ¿Y…?

Por: Francisco Endara D.


Las ideas equivocadas, el sistema equivocado, una confusa forma de pensar. ¿Y es que de que otra forma puede ser el afirmar calificar a lo privado como una “precaria ocupación de egoístas” como lo hace Fabián Coral en uno de sus artículos y mas aún de ahí, ligar a que en el prestigio personal esté dado adornado por el poder y la aureola de lo estatal. Y este es solo un ejemplo demostrativo de un grupo de personas que al parecer están peleando por el premio primer puesto en los premios de la confusión y subdesarrollo.
Y es que es obvio que la decadencia de la cosa pública tenía que llegar tarde o temprano. Los tiempos actuales, donde encontramos la superación e integración de la raza humana, en niveles nunca antes vistos, hacen que sistemas centralistas y propensos al abuso de los más astutos e inhábiles personajes se empiece a derrumbar ante la iniciativa privada que no hace otra cosa que preocuparse por proveer bienes y servicios a quienes lo necesitan, generando de esta manera incluso, niveles de cooperación nunca antes vistos. De ahí que pueda resultar doloroso para aquellos personajes amantes del Estado el ver como la eficiencia de las interacciones humanas prima sobre el privilegio obtenido por la fuerza de unos pocos que se escudan tras conceptos inexistentes como la igualdad – pues no hay poder humano que pueda hacer iguales a todos los hombres – para obtener cargos que den rienda suelta a sus intereses y a sus egos deformes.
Y es que esa es la cruda realidad para algunos, que ven como sus sueños y pretensiones autoritarias se les escurre como agua por las manos, al ver que las personas poco a poco empiezan a concienciar en aspectos como los impuestos: ¿Es legítimo y ético que un grupo de personas me quite por la fuerza hasta la mitad de mis ingresos, incluso, bajo el pretexto de mantener a un aparato estatal que nunca está satisfecho y siempre necesita más? O como el hecho de que si votar es un “derecho”, dicho acto tenga que ser obligatorio, o que se regule hasta lo más íntimo de nuestras vidas, en cosas tan absurdas como cuando se quiso establecer una ley que evitaba que dos personas viajen en una moto; o que se tenga que esperar hasta quien sabe cuando por un proceso judicial, pasando por una escala interminable de coimas, siendo un caso parecido el tema aduanero.
¿Y es que acaso no es más coherente tener un sistema donde los ciudadanos acudan si desean o no a votar? ¿Donde exista un solo impuesto plano que estimule la recaudación en vez de la evasión y los recursos se queden en las manos de los ciudadanos que son quienes sabrán de qué manera los invierten mejor? ¿En donde existan tribunales privados que agilicen los procesos judiciales, o como el caso de los centros de mediación que los estamos experimentando ya? ¿En donde los estudiantes no sean presa del sistema educativo que consume recursos económicos de una manera desaforada, facilitando mas bien la existencia de una mayor cantidad de escuelas y colegios privados y otorgando vouchers para aquellos estudiantes de recursos realmente escasos para que sean ellos y sus familias los que escojan la mejor escuela de acuerdo a sus aptitudes? ¿En donde las personas tengan la capacidad de elegir libremente una empresa aseguradora a la cual pedirle cuentas, en vez de un sistema obligatorio de “seguridad social” que en última instancia es incapaz de rendir cuentas a alguien? ¿Acaso no es más seguro y coherente vivir en un país donde el Estado -mejor dicho los políticos de turno- tengan en sus manos una máquina de imprimir billetes alojada en un edificio llamado Banco Central que la usan para salir de apuros cuando el dinero no les alcanza, empobreciéndonos a todos?
Si, el modelo centralizado estatal está fracasando y esto se lo ve suceder en todas partes, donde existe un mínimo de responsabilidad con el futuro de las personas, privatizando sectores que no le pertenecen ni son función del Estado, pues lo correcto es un Estado limitado, la República, donde prime el derecho, no un Estado extralimitado fruto del sueño de unos cuantos demagogos y politiqueros.
Sí, los jóvenes están decepcionados de la política, no les interesa. Felizmente las nuevas generaciones están más preocupadas de producir algo que sea de utilidad para sus semejantes, un nuevo programa de computadora, un nuevo vehículo, administrar una empresa, realizar investigaciones alimentarias, crear nuevos dispositivos electrónicos, en fin realizar alguno de sus muchos sueños. Y digo los jóvenes, pues por ahí abundan algunos que a pesar de tener pocos años mantienen una mente caduca, y quieren persistir en las cosas que ya se ha probado no funcionan.
¿Entonces, no se quejen, ni les duela a los defensores del Estado que el mismo esté en decadencia, pues el Estado y la manera “democrática” en la que está organizado es justamente la raíz de todo el desastre que viven nuestros países.
A estos seres que no alcanzan a entender lo que sucede ante sus confundidas mentes, no han encontrado mejor opción que decir que el mercado es el nuevo dios. No logran entender que aquello a lo que están llamando dios, no es nada más que la interacción y cooperación que ha existido desde siempre entre seres humanos, solo que ahora en una escala global.
Confunden y dan al mercado un matiz negativo de egoísmo, interés y ganancia. Pero acaso ellos mismo cuando compran un pan en la mañana para su desayuno ¿no son egoístas (porque lo compran para sí, no para nadie más)? ¿no buscan su propio interés? ¿no buscan su propia ganancia (alimentarse y quedar satisfechos)?
¿Acaso un empleado de una panadería no busca su propio beneficio al ir cada día a su trabajo? Dicho empleado ni si quiera se imagina, ni se preocupa a quien va a vender su pan, solo lo hace, ¿eso es malo?
Eso es el mercado, ¿es eso dios?
La pregunta que hay que realizarle a aquellos seres que inocente o confusamente piensan que el Estado es la solución a todos los problemas que aquejan a la humanidad es: ¿acaso los seres humanos al ingresar al Estado se transforman automáticamente en una especie de “angelitos”? ¿O mas bien cuando ingresan al Estado se dan cuenta que disponen de todo un sistema que les permitirá hacer lo que les venga en gana –incluso recibir un sueldo sin trabajar-?
Sí, lo público se ha devaluado, lamentablemente hay quienes para solucionarlo producen una especie de inflación de las actividades del Estado –creando más instancias del mismo- lo que sin duda conlleva el efecto adverso, es decir una nueva devaluación del Estado.

No comments: