Rafael Correa asegura que los bancos necesitan regularse y aseveró que al momento el sector financiero del país tiene más de dos mil millones de dólares financiando a bancos de Miami, mientras que al momento están quebrando a los ecuatorianos, sin embargo nadie los puede tocar a nombre de la economía de libre mercado.
El candidato por el movimiento Alianza País asegura que se ha querido convencer a los ecuatorianos que la estabilidad económica se da por la ausencia de inflación, sin embargo aseveró que el máximo nivel de producción y empleo sostenible en el tiempo es el indicador que marca la estabilidad.
Correa, entrevistado en Radio Democracia, señaló que para reactivar la economía nacional buscaría traer $2.500 millones de dólares que se encuentran en el exterior por medio de la Banca, además explicó que el Ecuador tiene la reserva monetaria del Banco Central que no es necesaria, puesto que el país no tiene moneda propia, y aseveró que ese dinero lo invertiría en la recuperación de la industria eléctrica, petrolera y de telecomunicaciones, para permitir que estos compitan con el resto del mundo.
El Federalista: De acuerdo a las ideas vertidas por el candidato Econ. Rafael Correa en Radio Democracia, se desprende que el candidato desconoce el funcionamiento de la economía, y en función de ello propone políticas que de aplicarse serían destructivas.
Sobre el sistema financiero, el candidato Correa desconoce el hecho de que éste se encuentra regulado intensamente por varias instituciones públicas que ejecutan al menos 260 distintas leyes, normas, resoluciones y decretos que regulan la banca. De hecho, este es uno de los factores que encarece los créditos bancarios.
Rafael Correa desconoce que los 2 mil millones de dólares que la banca invierte en el extranjero sumados a los 10 mil millones de dólares que los ecuatorianos han invertido en el exterior, no solo respaldan operaciones financieras, sino también actividades comerciales e industriales. Esto lejos de perjudicar a los depositantes constituye un beneficio, ya que estas inversiones financian los pagos a los depositantes ecuatorianos, además de permitir a la banca abastecer de créditos productivos en el Ecuador.
El economista Correa confunde las causas con los efectos cuando dice "el máximo nivel de producción y empleo sostenible en el tiempo es el indicador que marca la estabilidad". En realidad, el empleo y la producción son fruto de un escenario de estabilidad logrado en base de una política fiscal prudente, una menor intervención estatal en la economía, impuestos reducidos y sobre todo un clima de confianza sobre el sistema económico y jurídico del país. Sin todo ello, no hay empresa que arriesgue sus recursos en un escenario inestable y por tanto no hay mayor producción ni empleo.
Así mismo no explica satisfactoriamente como habrá de traer los 2.500 millones de dólares invertidos en el extranjero. Una manera inteligente de atraer estos capitales y muchos mas, es realizando reformas fiscales para racionalizar el gasto, reducir impuestos y entregar los sectores intervenidos por el Estado a la inversión privada, pero nada de esto dice Rafael Correa. Por el contrario, el ex-ministro de economía afirma que gastará el dinero de los ciudadanos en las empresas estatales de energía, telecomunicaciones y petróleo.
Y no puede haber mayor despropósito que gastar dinero ciudadano en empresas ineficientes, muchas de ellas ya quebradas.
Cualquier día en que uno abra un diario local encontrará sin duda un escándalo sobre la incompetencia, corrupción, politización -o todo lo anterior junto- en una o varias de las empresas estatales, todas ellas aquejadas de estos males. La razón es muy simple, estas empresas no funcionan como las empresas privadas que buscan mejorar servicios y/o reducir costos para obtener mayor rentabilidad, funcionan en cambio como baluartes de partidos políticos o movimientos sociales y entonces su gestión se realiza en función de intereses políticos personales o de grupo.
Por ello, destinar dinero de los ciudadanos, sean éstos fruto de impuestos, reserva internacional o ingresos petroleros, en empresas públicas plagadas de politización e ineficiencia, solo puede constituir un grave desatino fruto de ingenuidad o mala fé. La solución es la contraria y consiste en abrir los mercados energético, petrolero, telecomunicaciones, fondos de pensiones, educación, salud, ferrocarriles, puertos, aeropuertos y cualquier otro en manos del Estado, a la inversión privada, asegurando la libre competencia y la despolitización mediante desregulación de estos sectores y eliminando los controles de precios y subsidios existentes.
La solución a los recurrentes problemas en estos sectores las dará el sector privado, mas el gobierno tiene otra función y muy importante, velar por el imperio de la ley y el orden.
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