El mapa de concesiones está saturado en la región. En Azuay hay 150 àreas activas
Los actores y retractores de la actividad minera en la región solo están de acuerdo en que la buena minería puede resultar una oportunidad.Las diferencias de criterios empiezan cuando se establecen las relaciones de la explotación minera con aspectos sociales y ambientales.
Para Patricio Vargas, presidente de la Cámara de Minería de Cuenca, la satanización de la minería obedece a las malas prácticas mineras, una situación que se puede revertir.
La minería es una práctica esencial para el desarrollo de los pueblos, sostiene, por lo que considera importante la formación de técnicos y profesionales en áreas afines a la industria minera.
La capacitación de bachilleres, técnicos de nivel superior y como complemento la formación de profesionales ambientalistas, ingenieros, geólogos y topógrafos.
Vargas insiste en el componente de responsabilidad social y ambiental en cada proyecto minero. Recuerda que en las comisiones sectoriales, con respecto a la actividad minera, se sugirió que, en la explotación de minerales tanto de metales como de materiales para la construcción, participen en el equipo técnico ambientalistas y sociólogos.
Es probable, dice, que, de mantenerse el alza los precios del oro, los proyectos mineros surjan en la región. En esta perspectiva, como representante de la Cámara de Minería, que agrupa a 300 socios y más de 150 en actividad minera, Vargas resalta tres principios con los cuales el gremio apoya los proyectos que denomina responsables: garantía técnica, acatamiento a las regulaciones nacionales e internacionales; obtención de títulos y concesiones apegadas a la normativa vigente; responsabilidad social; manejo claro y transparente de los procedimientos.
Vargas, afirma que una actividad minera debe participar de la riqueza que extrae con la población del área de influencia y con una visión futura, planificar el cierre de la mina con el soporte de la costumbre en el manejo y uso de los recursos del suelo.
Carlos Pérez, asesor jurídico de los sistemas de agua de Tarqui y Victoria del Portete, con más de 1.100 usuarios, quien mantiene una posición contraria a la exploración minera en Quimsacocha por el impacto ambiental sobre el páramo y el bosque protector de Irquis, considera que la actividad minera, en general, puede resultar una fuente de ingresos para la población. Recuerda que cañaris e incas desarrollaron técnicas de fusión de metales que sorprendieron a los europeos de la época. Recalca que la actividad minera puede ser buena, siempre y cuando no perjudique a terceros y en particular a zonas frágiles y sus recursos ambientales y el agua.
Considera necesario introducir reformas a la Ley de Minería a fin de garantizar a los pueblos y al Estado un reparto equitativo de las ganancias, que no deberían ser menores al 50 por ciento.
Sin duda, agrega, la actividad minera y la protección ambiental no resultan incompatibles si se toman las medidas apropiadas y sea técnicamente posible. (WGA)
El Federalista: La actividad minera es importante como cualquier otro sector productivo y ciertamente debe respetar normas que impidan que el ejercicio de esta actividad destruya las propiedades circundantes.
Pero aquí una crítica, ¿a santo de quién los mineros deben dar regalías al Estado? ¿en que ayuda o menos estorba o invierte el Estado para recibir estos dineros?. En cualquier grupo de personas que asume riesgos y junta sus capitales, mentes y esfuerzos para desarrollar un negocio, es legítimo que cada uno participe del fruto de ese esfuerzo, pero ¿por qué el Estado y la comunidad debe participar de las riquezas que otros han producido? no existe justificativo alguno para tal cosa.
Debe respetarse el noble ejercicio de la actividad minera de la misma forma como los mineros deben respetar la integridad de las propiedades que circundan a minas y canteras, sin mas contribución que los impuestos existentes. No deben contagiarse los mismos vicios que los políticos impusieron en el sector petrolero a la minería.
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