Opinión: Una agenda básica

Artículo en El universo: Una agenda básica por Pablo Lucio Paredes

Rara vez pensamos en una agenda de largo plazo, y menos aún cuando nos entrampamos en problemas ciertamente importantes, pero que nublan el horizonte (peor, cuando esos problemas abren la oportunidad de captar recursos petroleros extraordinarios que ayudan a no pensar y crean más espejismos).
Algunos temas que se deben inevitablemente enfrentar:
1) La educación. Hay primero que concienciarse. Segundo, cambiar el sistema hacia una descentralización en que las familias se conviertan en el eje educativo, empezando por la entrega de un bono a cada niño para que pueda ir a buscar de manera competitiva quién le educa. Tercero, que las decisiones se tomen a nivel local en cada escuela. Cuarto, aumentar los fondos estatales que se entregan vía este mecanismo. Quinto, educar a los hijos de las élites para que tengan una mejor visión de país (con ciertas élites, directamente ya no hay nada que hacer).
2) El sector petrolero. En la exploración y explotación, abrirse a la inversión privada de empresas de calidad (ITT, por ejemplo). Crear un sistema de competencia en todas las fases del proceso: refinerías, gasolineras, etcétera… Y en lugar de nacionalizar la industria, más bien entregarla a los ciudadanos.
3) El sector eléctrico. En la distribución, por lo menos entregar la administración a gente especializada e independiente, y mejor aún si se transfiere la propiedad del sistema (en particular a los ciudadanos). De ahí derivará un sistema de generación mucho más dinámico.
4) Seguridad Social. Creer que la gente es capaz de discernir y tomar decisiones. Incluso suponiendo que el ahorro para jubilación es obligatorio (lo que no es obvio), este debería poder constituirse a base de instrumentos diversos: vivienda, negocio, monetarios… Suponiendo que esto también sea inaceptable, es decir, solo se pueda ahorrar haciendo aportes monetarios, debe haber un sistema de competencia entre captadores de estos fondos. Y por último, si esto tampoco funciona, por lo menos los fondos que recibe el IESS deberían ser manejados de manera competitiva por administradores especializados. Y el Estado no puede seguir aportando el 40% de las pensiones de todos porque es un subsidio escondido a la clase media.
5) Tributos y gasto. El gasto debe ser más descentralizado y orientado hacia lo que el país demanda como necesidades básicas: educación, salud, seguridad. El dinero de la colectividad debe servir para igualar oportunidades (no resultados) de los que menos tienen. El resto es secundario y no puede servir de pretexto para aumentar siempre más el gasto público. En tributos: reconocer que hay grupos informales y otros formales de alto ingreso que evaden los impuestos alegremente, eso es inaceptable porque toda la carga fiscal cae sobre el resto. Diversos subsidios (gasolina, gas, universidades) deben ser eliminados y reemplazados por mecanismos más idóneos (créditos universitarios, por ejemplo). Mínimamente, un presupuesto elaborado con visión para los siguientes cuatro años.
6) Mercados. Eliminar las trabas burocráticas y regulatorias (hay grupos interesados detrás de unas y otras) que frenan la competencia dentro del país y hacia fuera.
Competencia, libertad, productividad, equidad… pero, ¿qué hacemos con tanto grupo que frena estas acciones?