Opnión en Diario Hoy: ¡No robar! por Luis Villacrés Smith
Así dice el quinto mandamiento de la ley, que Dios entregó a Moisés en el monte Sinaí hace más de 3 000 años. Así lo prescriben todas las religiones y las leyes humanas, y así lo repitieron como eslogan de campaña, las organizaciones indígenas del Ecuador, con el lema “ama shua, ama llulla, ama quilla”, que traducido al castellano, coloquialmente quiere decir “no robar, no mentir y no vagar”.
Todas las civilizaciones, desde el principio de los tiempos, impusieron este precepto. La mayoría de las religiones y legislaciones, exigen restituir lo robado, para conseguir efectivamente reparar el daño causado. La reciente declaración de caducidad del contrato con la compañía Occidental, si bien es una decisión aparentemente legal, significa despojar de su legítima propiedad, a inversionistas extranjeros que creyeron en las leyes y la seriedad del Gobierno ecuatoriano, cuando decidieron invertir en el Ecuador.
Nadie por pasarse una luz roja pierde su vehículo; o por no pagar las contribuciones prediales a tiempo, o no pintar la fachada, pierde su vivienda; o una empresa por no pagar los impuestos, o por despedir injustamente a un trabajador, pierde su propiedad. La sanción impuesta a Occidental, es injusta y exagerada, bajo todo análisis, y así será determinado por cualquier tribunal internacional que conozca esta injusta expoliación.
Benito Juárez, hace siglo y medio, sentenció “entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. El Gobierno actual del Ecuador con su equivocada y apresurada decisión, comete un grave error, que necesariamente tendrá que ser corregido y reparado por cualquier Gobierno subsiguiente. Los movimientos indígenas, también en poco tiempo, han traicionado su propia proposición.
La injusticia y la barbarie son los peores enemigos de cualquier sociedad civilizada; los dirigentes miopes e indecisos son tan dañinos como los mediocres y corruptos. Gutiérrez fue mal gobernante, pero Palacio ha sido peor. Los dos nunca debieron haber sido elegidos, nunca debieron haber asumido, y ahora este debería rectificar o renunciar y evitar seguir haciendo más daño al Ecuador.
Este Gobierno pudo haber pasado a la historia, como un Gobierno restaurador de la democracia e institucionalidad, de la renegociación de los contratos petroleros y recuperación de la justa parte que nos corresponde de ese negocio. Por el contrario, será recordado, por haber escogido siempre las peores opciones, como el Gobierno de las oportunidades perdidas, por el fracaso del TLC, la malograda reforma petrolera y por pretender arrebatarle, sin justificada razón, su inversión a esta compañía norteamericana.
Los daños son demasiados, inútiles, impredecibles; difícilmente compañía extranjera alguna vendrá al Ecuador, las que ya están, querrán irse; igual que los nacionales, tampoco tendrán ningún entusiasmo por continuar.
Así dice el quinto mandamiento de la ley, que Dios entregó a Moisés en el monte Sinaí hace más de 3 000 años. Así lo prescriben todas las religiones y las leyes humanas, y así lo repitieron como eslogan de campaña, las organizaciones indígenas del Ecuador, con el lema “ama shua, ama llulla, ama quilla”, que traducido al castellano, coloquialmente quiere decir “no robar, no mentir y no vagar”.
Todas las civilizaciones, desde el principio de los tiempos, impusieron este precepto. La mayoría de las religiones y legislaciones, exigen restituir lo robado, para conseguir efectivamente reparar el daño causado. La reciente declaración de caducidad del contrato con la compañía Occidental, si bien es una decisión aparentemente legal, significa despojar de su legítima propiedad, a inversionistas extranjeros que creyeron en las leyes y la seriedad del Gobierno ecuatoriano, cuando decidieron invertir en el Ecuador.
Nadie por pasarse una luz roja pierde su vehículo; o por no pagar las contribuciones prediales a tiempo, o no pintar la fachada, pierde su vivienda; o una empresa por no pagar los impuestos, o por despedir injustamente a un trabajador, pierde su propiedad. La sanción impuesta a Occidental, es injusta y exagerada, bajo todo análisis, y así será determinado por cualquier tribunal internacional que conozca esta injusta expoliación.
Benito Juárez, hace siglo y medio, sentenció “entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. El Gobierno actual del Ecuador con su equivocada y apresurada decisión, comete un grave error, que necesariamente tendrá que ser corregido y reparado por cualquier Gobierno subsiguiente. Los movimientos indígenas, también en poco tiempo, han traicionado su propia proposición.
La injusticia y la barbarie son los peores enemigos de cualquier sociedad civilizada; los dirigentes miopes e indecisos son tan dañinos como los mediocres y corruptos. Gutiérrez fue mal gobernante, pero Palacio ha sido peor. Los dos nunca debieron haber sido elegidos, nunca debieron haber asumido, y ahora este debería rectificar o renunciar y evitar seguir haciendo más daño al Ecuador.
Este Gobierno pudo haber pasado a la historia, como un Gobierno restaurador de la democracia e institucionalidad, de la renegociación de los contratos petroleros y recuperación de la justa parte que nos corresponde de ese negocio. Por el contrario, será recordado, por haber escogido siempre las peores opciones, como el Gobierno de las oportunidades perdidas, por el fracaso del TLC, la malograda reforma petrolera y por pretender arrebatarle, sin justificada razón, su inversión a esta compañía norteamericana.
Los daños son demasiados, inútiles, impredecibles; difícilmente compañía extranjera alguna vendrá al Ecuador, las que ya están, querrán irse; igual que los nacionales, tampoco tendrán ningún entusiasmo por continuar.
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