Breve reflexión de media tarde. El capitalismo liberal es el único sistema social en que además de ser ético también es el más eficiente para el desarrollo de la raza humana, todo otro sistema social sólo funciona como parásito del primero y se impone mediante la violencia.
El comunismo o socialismo real es un sistema redistribucionista que se basa en la colectivización de los medios de producción, esto es, redistribuye lo que ya existe, lo que el capitalismo creó en etapas pasadas.
El socialismo no es otra cosa que un camino para avanzar hacia el comunismo, en ocasiones el socialismo es elegido en las urnas pero sus métodos de imposición son igualmente violentos: censura, impuestos, coerción, regulación. Tampoco este sistema permite crear nada, sino sólo copiar, confiscar y regular el producto de etapas pasadas más libres.
El fascismo es otra forma de llamar al socialismo, sólo que este suele contar con la cooperación de algunos hombres de negocios que hacen buenos tratos con el gobierno. Este es el sistema económico y político que el gobierno de Rafael Correa está imponiendo, "para mis amigos todo, para mis enemigos ni la ley". Como fascistas pueden llamarse los sistemas políticos de los años de la II Guerra mundial, sistemas impuestos en la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini, el Japón de Hiro Hito y los EE.UU. de Franklin Delano Roosevelt. Sin embargo, los aliados, una liga de naciones que venció al Eje Alemania-Italia-Japón necesitó de todo la eficiencia empresarial y el músculo capitalista para poder vencer a las potencias del Eje, a su vez beneficiadas por los logros del capitalismo de épocas pasadas y parcial o totalmente expropiados a sus creadores.
La socialdemocracia permite ciertas libertades civiles y políticas pero coarta las de tipo económico, por lo que este es otro sistema fracasado que impide la superación personal y el desarrollo social. El Estado Benefactor es un rostro de la socialdemocracia, otro es la subsidiaridad estatal que promueve la democracia cristiana o el conservadurismo, en ambos casos, y en un verdadero acto de fe, los proponentes de ambos sistemas creen que el Estado "puede ayudar" a la sociedad permitiendo ciertas libertades, coartando otras y supervisando sistemas de beneficencia social. Sin embargo, ambas formas de socialdemocracia necesitan desesperadamente del capitalismo para poder crear riqueza que luego pueda ser parcialmente confiscada mediante impuestos para crear los predeciblemente ruinosos sistemas de beneficencia gubernamental.
El capitalismo liberal funciona, los demás son cuento.