Justos pagan por pecadores

Desde hace años guardaba algunas ides nacidas al calor de alguna borrachera en algún antro quiteño, en esas épocas en las que andaba empeñado en aniquilar mis células cerebrales cada viernes, alcohol mediante. Algunas de esas ideas fueron trabajar en una plataforma petrolera en el peligroso Mar del Norte o comprar camellos y convertirme en explorador del Sahara. Luego de que la realidad me enseñara ayer que la gente no es muy brillante (una vez mas), estos sueños de orate se vuelven repentinamente interesantes.

Ah vamos pero no hay que desanimarse, los individuos son razonables las turbas no, eso ya lo sabía Aristóteles hace milenios y lo sabía yo desde niño cuando pasaba mis vacaciones devorando almanaques enteros para enterarme de que los pueblos son así mismo, irracionales, de los cuales sólo un puñado de vivos lucran con diferentes etiquetas, el Estado es sólo otra gran estafa que vino a reemplazar estafas pasadas como los reyes-dioses de otras épocas y el misticismo aún más primitivo. Sabiendo esto desde niño debí haberlo usado para mi favor, mas decidí ser intelectualmente honesto, y la verdad no sé si esa decisión fue objetivamente correcta si finalmente no hay Dios ni paraíso, y es que por cierto "Dios" es otra de esas mentiras que las repetimos mil veces para convencernos a nosotros mismos. Dicho esto uno encuentra la justificación de los corruptos, saben que no hay condena divina y la condena humana raramente existe o llega, incluso la turba adora y endiosa a sus dictadores incluso cuando más éstos los aplastan y más coartan sus libertades.

Y decía yo que no hay que desanimarse porque la historia es como el mar, una ola llega y se va, la costa se erosiona pero en otro lado se forman nuevas tierras, lo que hoy es mar mañana será sabana y lo que hoy es montaña manaña será fondo marino, geofísica de primer semestre. A épocas de esplendor les siguen épocas de tiranía, a épocas de paz les siguen las de guerra, cada tiempo trae su propia ola, en Sumeria Urukagina dio al traste con el estado burocrático, Amagi el primer término para definir libertad es todo lo que nos queda de esta casi olvidada gesta, siglos y tiranías más tarde nos dio oasis como la Grecia de Pericles o la República Romana, y de nuevo el fin de todas las cosas, oscurantismo medieval durante centurias y de nuevo a empezar otra vez. Renacimiento, liberalismo, revolución industrial, el mundo ve sus mejores días de la era moderna y de nuevo todo es destruído bajo las botas de los socialismos, el siglo XX es el de los genocidios socialistas (nazismo, comunismo, militarismos), el siglo XX es una carnicería que se lleva las libertades de todos y quizá más de 400 millones de muertos, es el siglo del Estado-Nación, la mentira más pueril y mejor vendida.

Pero, un día será, y quizá no en esta década, en que la gente sea un poquito menos estúpida y finalmente veamos el desmantelamiento del Estado y el fin provisional del socialismo. Así que dale nomás, no hay que cruzar el desierto o arriesgar la vida en un espantoso mar de tempestades explotando crudo. La vida es así con cada cretino con camiseta del Ché Guevara en cada esquina, lección aprendida: no hay que echar demasiadas raíces en ninguna parte, el rato menos pensado tocará huir a Guayaquil o a Australia si Ecuador se convierte en Cuba, la industria y los bienes raíces ya están en mi lista de cosas en las que no debo invertir en estos lares.

El rato menos pensado solo tienes que agarrar lo indispensable, un puñado de libros, tus mejores prendas, un buen calzado y tus principios, aunque estos parezcan obsoletos en un mundo poblado por corruptos e idiotas.