El Federalista: aunque no coincido completamente en el motivo de la marcha, saludo el hecho de que sí existen personas con convicciones no intercambiables con favores políticos, no es el caso de los supuestamente ecologistas en el gobierno como la Ministra de Relaciones Exteriores María Fernanda Espinoza y otros funcionarios que no se han manifestado sobre el tema de la pesca incidental del tiburón, y peor aún no han expresado posibles soluciones.Varios cientos de personas se movilizaron en contra del decreto presidencial 486 que permite la captura incidental del tiburón, una medida cuestionada por estar motivada políticamente y contradecir el supuesto "espíritu verde" del gobierno de Rafael Correa.
Redacción Ecuador Ciencia Las marchas fueron pacíficas y movilizaron a cientos de jóvenes ambientalistas, niños y adultos de varias organizaciones ecologistas que se hicieron presentes, la marcha fue acompañada con arengas en favor del tiburón y conciencia ambiental a la presidencia y reclamando libertad de expresión cuando la marcha fue reprimida. Frases como "patria ya no es de todos, falta el tiburón", “Tiburones: hay que tener agallas para defender mis aletas” o “Basta de correazos a los tiburones” fueron repetidas así como carteles que denunciaban el origen político de la medida.
Varias cuadras antes de la Plaza del Teatro Sucre un fuerte piquete policial de al menos 200 efectivos antimotines, acompañados por perros y helicópteros impidieron el paso de la marcha hacia el palacio de gobierno en el centro histórico de Quito. La marcha fue disuelta por el fuerte piquete policial que llegó a superar en número a los marchantes, sin embargo varios grupos protagonizaron esporádicas protestas en los alrededores del Palacio Presidencial hasta altas horas de la noche. Aunque la marcha convocó principalmente ambientalistas fue notoria la participación de activistas culturales y de personas comunes que protestaban tanto contra la pesca de tiburón como por la actitud del primer mandatario.
Al igual que algunos activistas indigenistas, de derechos humanos y ecologistas, muchos de ellos tomaron estas banderas como pretexto para aglutinar gente en su favor, granjearse un cargo político y beneficiarse de un altísimo salario, haciendo de sus colectivos borregos y meros instrumentos en beneficio propio.
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