Thursday, May 17, 2007

Miedo

Por Teodoro Bustamante P.

Miedo es la única explicación que queda para entender la reacción de un jefe de Gobierno que inicia un proceso legal a un periodista, por decir cosas con tan claro y evidente fundamento. Pero no me refiero al miedo que se pretende crear en los medios de comunicación, en los editorialistas, en los opositores. El verdadero miedo es el que surge del poder, que se desespera cuando no puede ocultar, cuando no puede callar a quienes le dicen cosas que son ciertas y que no quiere escuchar.

Hoy día, cuando deberíamos estar debatiendo otros temas, cuando deberíamos ocuparnos de los aspectos centrales de una nueva Constitución, cuando deberíamos insistir en la conveniencia de restablecer los diputados nacionales y que deberíamos estar explicando los peligros de la distritalización. Hoy, cuando deberíamos estar tratando de desenrollar el galimatías creado en torno al alud de propuestas sobre reorganización territorial de la república tenemos que dejar esos temas importantes para hablar del jefe del Estado y el miedo.

Sin lugar a dudas el intento es crear, causar miedo, buscar que los opositores, o quienes simplemente no se tragan la retórica del Ejecutivo, consideren que es mejor no meterse en líos y así opten por callarse. Pero hay dos cosas que deben señalarse al respecto.

Lo primero es que más allá del estilo utilizado, lo que el editorial de La Hora señala es cierto. Y podemos asegurarle al régimen que habrán miles de voces que se lo repetirán por más juicios que entable. El Gobierno ha sido clamorosamente negligente en su obligación de defender a los diputados. Ha sido incapaz de dar seguridad al Tribunal Constitucional. Se ha aprovechado y ha usado la irrupción de grupos de choque para interrumpir y boicotear las decisiones que no le gustaban de un tribunal legítimo. Ni todos los juicios del mundo podrán cambiar esta realidad. Y es bueno que sepa además que sus bravatas no causan miedo, sino fuera por que está jugando con la suerte de un país, le diríamos que causan risa, que dan pena.

La primera obligación que tenemos como ciudadanos, como ecuatorianos que sí queremos a nuestra patria es no callar cuando alguien pretende impedir que se digan las cosas que son ciertas. Puedo asegurar que, con el mencionado juicio, el Gobierno lo único que hace es aumentar el compromiso que muchos tenemos de recordarle las cosas que no le gustan.

Pero el jefe del Ejecutivo no está solo en su esfuerzo de ocultar con acusaciones judiciales la verdad. Algunos diputados suplentes quieren disimular el hecho de que se han apoderado ilegítimamente de las representaciones principales acusando a los titulares de sediciosos. ¡Qué grandiosa ironía! Los admiradores de la revuelta del 68, de las montoneras de Alfaro, acusando de sedición a aquellos que les permitieron ser diputados suplentes.

Pero los ecuatorianos debemos estar tranquilos, tan grandes despropósitos solo revelan y muestran el miedo que este curioso conglomerado tiene a que se muestre y se diga la verdad. Es por miedo que tienen que inventar cuentos que ni ellos mismo creen Es por ello que se desesperan y enfurecen, que braman y amenazan. Saben que lo que se les ha dicho es cierto. Si no quieren oírlo hay una sola salida: reparen los atropellos cometidos.

Publicado en Diario Hoy

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