Un grupo de manifestantes apostado en las afueras del Palacio Legislativo protagonizó esta mañana una refriega con policías que lanzaron gases lacrimógenos para dispersarlos.La situación se logró controlar por un momento, pero volvió a tornarse violenta luego de que los manifestante lanzaron piedra sobre la fuerza policial que optó por hacer uso, nuevamente, de los gases lacrimógenos.
Tres personas resultaron heridas, entre ellos un policía y la fotógrafa de la agencia EFE, Cecilia Puebla, mientras pequeños grupos de personas se apoderaron de los patios exteriores del edificio del ex Banco Central, donde funciona el congreso ecuatoriano, que destruyen las barricadas y piden a gritos la convocatoria a una
asamblea constituyente.
El Federalista: el nuestro ya era un país caotizado cada vez que a un cierto sector de la sociedad le disgustaba alguna medida gubernamental, hoy en día hemos acelerado en la marcha atrás rumbo a la barbarie, hemos descendido a la turba como forma de gobierno, a las gentes con teas, horca y cuchilla autotitulados como "demócratas" y la pedrada como argumento, no solo exponiéndose la vida estos cafres sino exponiendo la vida y propiedad de innocentes.
Y encima de todo el tumulto, el gobierno, complaciente con el vociferante fascismo tumultuario que ha propiciado y -y según muchos- financiado con dinero de quienes sí dedicamos la mayor parte del tiempo a: producir bienes y servicios, a crear valor y difundir conocimiento, a promocionar nuestro país o informar.
Seamos también justos y digamos que este desastre no nació ahora ni hace 25 años, lo venimos concibiendo desde la fundación de este país, cuando entronamos a bolivarianos y dejamos de lado a liberales, cuando guardamos en el desván las obras de Espejo, Olmedo, Rocafuerte, Montalvo, Alfaro, Ponce Enriquez, Plaza Laso y por el contrario decidimos seguir el camino de la miseria leyendo a Marx, Engels, Galeano y tomando como ejemplo a che guevaras, allendes, castros, perones y otros "angelitos" autoritarios de derecha como de izquerda.
Asistimos al deliberado incendio de las instituciones, no de sus inquilinos actuales muchos de los cuales pueden ser cuestionables, no, hablo de las instituciones como tal que se supone debían garantizar libertades, igualdad ante la ley y un gobierno justo, poco de esto existe, y lo poco que existe bien puede estar en peligro de desaparecer bajo la marejada de olorosas turbas vociferantes.
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