Hace pocos días el candidato Rafael Correa ha declarado en la Argentina que la dolarización es insostenible y está destrozando al Ecuador y que propone establecer una moneda única regional. Al respecto es necesario revisar la historia y el ambiente que se vivió en la crisis de 1999 a través de los principales indicadores económicos y compararlos con los actuales.
En dicho año, la inflación alcanzó el 91% y en septiembre de 2000 el 108%. El desempleo fue del 17%. La devaluación fue del 195%, mientras que la tasa activa era del 75% y la pasiva del 48%; la tasa interbancaria llegó al 152%, cifras que contrastan con lo registrado en el año 2006, ya que la inflación disminuyó al 3,3%, el desempleo bajó al 9,94%, la tasa interbancaria está en 2,4%, la tasa activa en el 8,71% y la pasiva en el 4,52%.
En el año 1999, el Ecuador tuvo una dolarización de hecho, ya que los depósitos en dólares alcanzaron el 53,7%, y la cartera en moneda extranjera subió al 66%. En estas circunstancias el sucre había perdido sus tres funciones básicas como moneda nacional, pues dejó de ser la reserva de valor, la unidad de cuenta y el medio de pago o de cambio. Los ciudadanos resolvieron su problema monetario por el lado de la demanda y utilizaron el dólar para preservar el valor de su patrimonio y protegerse de los efectos devastadores de la inflación y la devaluación. Recordemos que la inflación es el impuesto más injusto y regresivo y que golpea con mayor dureza a los estratos populares.
En los indicadores sociales se ha registrado una evolución favorable, ya que el salario mínimo vital ascendió desde $53 en 1999 a $186 en 2006, lo cual unido a la baja del desempleo y el aumento del poder adquisitivo de los salarios, ha permitido reducir la pobreza urbana desde el 46% al 22%.
Adicionalmente es necesario destacar que en el periodo 2000 a 2006 el crecimiento del PIB fue 3, 2 veces superior al del período 1994 – 1999. Se debe tomar en cuenta que se han producido graves conflictos políticos que condujeron al derrocamiento de dos presidentes de la república, sin que estos hechos hayan producido efectos traumáticos en la economía nacional por el blindaje que le proporcionó la dolarización.
De lo indicado se puede concluir que la dolarización ha cumplido con sus objetivos de eliminar la inestabilidad cambiaria, reducir la inflación,disminuir las tasas de interés y dinamizar la economia. La estabilidad no es todo pero sin ella no habrá crecimiento y desarrollo. Se requiere además la inversión y la tecnología para estimular el empleo y reducir la pobreza. La propuesta de una moneda única para Latinoamérica ( peso, rumiñahui o bolívar), es una quimera porque la mayoría de países tienen una dolarización informal.
El cambio de la moneda es un asunto de trascendental importancia que puede conducirnos al caos y la anarquía, por lo que un debate de esta naturaleza no puede llevarse en una campaña electoral ni con tanta vanidad y arrogancia.
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