Por Temístocles Hernández M
No cabe duda que se necesitaría estar en el más bajo nivel de autoestima y subdesarrollo biológico y mental, o en una situación de ignorancia extrema, de ingenuidad y fanatismo, o quizá en la más alta gradación vocacional de tirano o esclavo, para comprar igualdad a cambio de libertad.
Hace más de treinta años escribí un párrafo salido de lo profundo de mi sensibilidad humana para expresar mis anhelos de justicia y equidad y mi gran amor a la libertad.
Aquel epígrafe dice:
“Por la satisfacción de ver un mundo sin hambre, estoy dispuesto a perder mi libertad... O mejor: compartiré con los demás mi fuerza, mi saber y mi pan, para seguir siendo libre”
Desde entonces he cambiado en poco o mucho mi forma de pensar y enfrentar la vida; más, en cuanto a la valoración de la libertad no ha habido ningún giro ni bache que me haya hecho dudar de su trascendencia como distintivo humano y como referente indefectible para calificar el nivel de consciencia individual y colectiva.
Si estás en capacidad de ver, oír, leer, entender y aprender para crecer como ser humano, ¿estarías dispuesto a dejar de ser libre para ser igual a todos? ¿Y qué cosa podrías hacer, o que milagro tendría que ocurrir para alcanzar ese absurdo de la igualdad? ¿Acaso no te gustaría ser simplemente tú mismo?
Wednesday, July 26, 2006
Opinión: Reflexiones libertarias
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