Friday, December 01, 2006

Tiempos de renuncia, grandeza y generosidad

por Enrique Arosemena Baquerizo

Si antes tenía dudas respecto de los objetivos y orientación del gobierno del candidato Rafael Correa, después de haber leído su Plan de Gobierno, que se encuentra en el sitio Web de Alianza País, ahora no tengo ninguna duda que va a ser un gobierno socialista-centralista-estatista, que va a intentar elevar a la enésima potencia la intervención del Estado en la economía pública y privada, lo cual debería ser preocupante para Guayaquil y las regiones productivas privadas.

Solo por citar unos pocos aspectos del Plan, éste propone por vía normativa obligar la fusión de las Bolsas de Valores, lo cual, complementado con otras declaraciones respecto de su interés de eliminar el artículo 34 de la Ley de Descentralización, que impone que las inversiones financieras públicas se hagan con equidad regional: 50% en la región Costa-Galápagos y 50% en la región Sierra Amazonía, evidencia el interés del Presidente Rafael Correa por eliminar la Bolsa de Valores de Guayaquil y exterminar la posibilidad de las empresas, bancos y entes seccionales de esta región de obtener financiamiento de largo plazo para su desarrollo.

Además, propone el fortalecimiento de la banca pública: CFN, BEDE, BEV, CFN, BNF y su participación activa al por menor en el sistema económico privado, por medio de una cadena de Cooperativas de Ahorro y Crédito y Bancos comunitarios (que mirado con ingenuidad pudiere ser sano). Esto lo complementa con la decisión que el IESS entregue al Banco del Pacífico los ahorros previsionales para que este sea el agente de inversión de esos recursos, lo cual traerá una competencia desleal. Innegablemente estas decisiones, la del inciso anterior y este, van a destruir el mercado de dinero y de capitales de Guayaquil, a potenciar el centralismo y el estatismo y a concentrar el poder económico en los grupos económicos capitalinos.

Esto y otros aspectos adicionales que constan en el Plan, como eliminar la tercerización laboral, que resucitará el sindicalismo en el sector productivo privado, debe hacernos entender que Guayaquil nunca ha estado en tan alto riesgo como ahora bajo el gobierno del Presidente Correa.
Se hace necesario entonces en los líderes sociales, económicos y políticos de Guayaquil y Guayas, por conveniencia o no, demostrar su grandeza y generosidad de espíritu y olvidar rencillas personales que han llevado a la desunión y al debilitamiento socioeconómico y político de esta región.

Se hace necesario entonces que los líderes de los otros partidos políticos, el PSC, el PRE, el PRIAN, de origen guayaquileño, entiendan que solo fortalecidos y unidos podremos enfrentar los desafíos que nos esperan. Igual para con las organizaciones sociales: las ONGs, los movimientos sociales, las Universidades, y para con los líderes gremiales.

Se hace necesario el nacimiento en Guayaquil de otros movi-mientos políticos, a convertirse en partidos políticos, que convoquen gente que haya o no tenido participación política, joven, empresarios, líderes barriales, líderes sociales, que le den robustez política a Guayaquil y Guayas.

Líderes de Guayaquil, dejemos a un lado todo lo que nos desune, los odios, las rencillas, la vanidad, y concentrémonos en crear los medios para impedir nos sea impuesto un sistema económico y político socialista-estatista-centralista ajeno a la forma de ser, trabajar y vivir en libertad del guayaquileño, del guayasense y de los habitantes de las regiones productivas.

Es tiempo de unión por una causa común, la supervivencia de un sistema de vida, de nuestras creencias, de nuestra libertad.
Publicado originalmente en El Telégrafo

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