Tanta es la percepción general de que el calentamiento global es una falacia, que la izquierda ecologista sintiéndose perdida apela a las medidas de fuerza, a la judicialización y censura de la opinión, a la limitación de los derechos a la libre expresión y conciencia. La izquierda (que nunca ha dejado de ser totalitaria) exige acciones penales contra quienes expresemos escepticismo frente a la teoría del calentamiento global antropogénico, en palabras de José Luis García Ortega, responsable de energía y cambio climático de Greenpeace.
Citamos su opinión al respecto publicada en una entrevista con Telecinco de España (las negrillas son mías): José Luis García Ortega, responsable de energía de Greenpeace: "Los que han estado negando el cambio climático deberían rendir cuentas"
El Federalista: No se diga más, la religión del calentamiento global ya tiene su propia inquisición y sus torquemadas con horca y cuchillos biodegradables.Ahora que ya es delito negar el Holocausto. ¿Qué habría que hacer con los negacionistas del cambio climático?
Es una buena cuestión. Los que han estado negando el problema durante años deberían rendir cuentas. ¿Qué pasaría si la clase política, escudándose en ellos, negase también el cambio climático? Tenemos un ejemplo concreto, no es ninguna fantasía. Hemos visto cómo la llegada de Bush al poder supuso un frenazo en los compromisos que Estados Unidos ya había adoptado en función del Protocolo de Kioto. Bush decidió salirse de Kioto por la influencia directa del lobby petrolero del que él mismo provenía. Tenemos perfectamente documentado cómo este lobby petrolero ha financiado a esos voceros que han intentado crear confusión en la opinión pública y en la clase política. Esto sigue ocurriendo, lamentablemente, pero la mayoría de los gobiernos no se han dejado seducir por esos engaños. ¿Qué ocurrirá en el futuro a medida que el
cambio climático se vaya haciendo realidad? Uno de los frentes con los que estamos trabajando es el judicial, sobre todo en EE UU, donde estas denuncias judiciales tienen un gran alcance. Es lo mismo que ha ocurrido con la industria del tabaco, que durante años negó cualquier relación entre el tabaco y el cáncer. Las petroleras han negado durante años su vinculación con el cambio climático. Ahora se demuestra que es cierta, y Greenpeace está trabajando en el terreno judicial para que respondan del daño que han producido.
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