La única forma de lograr el progreso material es a través del avance de las ciencias, sin ellas no hay futuro. El conocimiento científico surge del estudio e investigación, de la formulación de hipótesis que luego se convierten en teorías y estas a su vez son puestas en prácticas. Asimismo, el conocimiento se adquiere en las universidades y laboratorios, apoyados con grandes recursos económicos. La aplicación de la física, química y medicina en el mundo cotidiano, ha contribuido a desafiar la naturaleza, extender la esperanza de vida del ser humano, hacer que el trabajador produzca más con menos esfuerzo y un sinnúmero de beneficios más.
De todos los sistemas económicos, ninguno está más preparado para el avance de las ciencias exactas que el capitalismo, lo que se traduce en mejoras concernientes a eficacia y eficiencia. El propio Marx, en su Manifiesto Comunista, admitió que como el capitalismo significaba cambio para incrementar la productividad, requería de la acumulación de utilidades, por lo que era un modelo de producción capaz de producir a niveles sin precedentes, en la historia de la humanidad. En otras palabras, Marx aceptó que el capitalismo es sinónimo de eficiencia y esta se convierte en abundancia y bajos costos, variables que benefician al consumidor.
El mejor barómetro para medir el aporte de los países al crecimiento de las ciencias, es el premio Nobel concedido anualmente a las mentes más brillantes del mundo en diferentes disciplinas intelectuales. Con más de 100 años de existencia, el premio Nobel surgió con la donación dejada por un próspero industrial sueco. Al revisar el número de laureados en física, química y medicina, se observa que los estadounidenses han ganado estos premios en forma abrumadora. Entre 1951 y 2005, del total de 350 científicos galardonados, 195 ó 56% han sido estadounidenses y 45 ó 13%, británicos. Hay que recordar que el capitalismo nació en Gran Bretaña. Francia, el símbolo del socialismo recalcitrante tiene 10 premiados, Alemania 32 y Suecia, 8.
En cuanto a los laureados en economía, las diferencias se incrementan a favor de los estadounidenses y británicos. Si revisamos la historia del pensamiento económico de los últimos 250 años, los más brillantes economistas han sido de países capitalistas o nacionalizados en ellos, exceptuando Carlos Marx, con sus teorías socialistas y el francés Frederick Bastiat; pero este último escribió sobre la importancia del libre comercio y Estado no intervencionista en la economía.
Bastiat consideraba que el peor mal de un país era el Estado burocrático y resume su pensamiento en el siguiente comentario: “Soy firme creyente en las ideas de Malthus cuando se trata de los burócratas. Su expansión en números y proyectos está relacionada al principio de Malthus de que el aumento de la población es determinado por el aumento de alimento disponible. Si nosotros incrementamos el presupuesto de los servicios del Gobierno los burócratas devorarán el monto de los aumentos”
La evolución del pensamiento económico es básico para el nivel de vida de los pueblos, nuevas teorías tienen influencia en el comportamiento de la economía; quienes se pasan la vida investigando los fenómenos económicos lo hacen para tratar de disminuir las crisis, mejorar las políticas monetarias o cambiarias, fortalecer la institucionalidad en los países, dar al consumidor mayor seguridad, buscar los determinantes del crecimiento económico, etc.
Desde que se creó el premio Nobel de Economía en 1969, 70% de ellos ha sido otorgado a
economistas nacidos o naturalizados en Estados Unidos. Si se agregan los de otras nacionalidades que viven en esta nación, el porcentaje se eleva. Sus teorías puestas en práctica son tan poderosas e influyen tanto en el mundo económico que de acuerdo a la revista The Economist, desde 1995, el 60% del crecimiento de la economía mundial, es aportado por Estados Unidos.
Estados Unidos es imán para todos los estratos sociales, no solamente para los pobres que van en busca de un futuro digno, también científicos e intelectuales buscan ese país. Philippe Aghion, francés y uno de los más brillantes economistas de Europa, recientemente optó por emigrar de su país y aceptar una cátedra en la Universidad de Harvard. Su dura decisión la explica en los siguientes términos: “Estados Unidos ofrece buenas condiciones para hacer investigaciones: sueldos de cátedra elevados, buenos estudiantes y dinero gratis para investigar”.
Estados Unidos es imán para todos los estratos sociales, no solamente para los pobres que van en busca de un futuro digno, también científicos e intelectuales buscan ese país. Philippe Aghion, francés y uno de los más brillantes economistas de Europa, recientemente optó por emigrar de su país y aceptar una cátedra en la Universidad de Harvard. Su dura decisión la explica en los siguientes términos: “Estados Unidos ofrece buenas condiciones para hacer investigaciones: sueldos de cátedra elevados, buenos estudiantes y dinero gratis para investigar”.
Efectivamente ningún país invierte más en educación e investigación que Estados Unidos. En el ranking de las 100 universidades más importantes del mundo, 52 son estadounidenses y 11 británicas; es decir que ambos países representan el 63%. Alemania está con 5 y Francia con 4. Respecto al presupuesto de investigación sobrepasa los 300.000 millones de dólares, cifra superior a la de los 7 países de mayor economía combinados.
Hace 2 años, Jeffrey Sachs, joven y brillante economista de la Universidad de Harvard fue contratado por la de Columbia, quien le ofreció un presupuesto de 5 millones de dólares para investigación. Él dedica su tiempo al estudio sobre cómo terminar con la pobreza.
Nunca he alcanzado a comprender cómo personas inteligentes están convencidas de que el socialismo es mejor alternativa para los pueblos, cuando este sistema no ha hecho ninguna contribución al bienestar de la humanidad. En la primera mitad del siglo XX, Hayek predijo con impresionante certeza las devastadoras consecuencias de las sociedades amantes del colectivismo y explicó cómo las economías de mercado son superiores a las centralizadas, en el uso del conocimiento en beneficio de la colectividad; porque las primeras son muy buenas en adaptarse al mundo cambiante a velocidad e impacto muy grandes.
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