Noticia en El Comercio: Correa no quiso correr riesgos con el gas
El Federalista: Rafael Correa se ha acostumbrado bien al ejercicio del poder para usarlo para su beneficio ideológico como para abandonarlo. El afán de conservar el poder es tal que ha recurrido a todas las viejas prácticas de la partidocracia: repartir bonos y subsidios, manipular los poderes del Estado, descabezar Congresos, manipular cortes, comprar voluntades y mantener los respaldos de diversos grupillos manteniendo a sus cabezas en altos puestos pese a lo corruptos o ineptos que sean.A las puertas de la campaña electoral, el presidente Rafael Correa prefirió desmarcarse de un tema de alto costo político: la revisión del subsidio al gas doméstico.Aunque en marzo del 2007 ofreció incluir el asunto en el referéndum constitucional, Correa optó por no correr riesgos en las urnas. Si bien su justificación es no “distraer” el debate constitucional y no “beneficiarse” del tema, él ha reconocido de que se trata de un punto incómodo.
Se cayó la propuesta de someter a referendum la eliminación del subsidio al gas, pese a que el gobierno espera ganar el referéndum aprobatorio del nuevo texto constitucional. ¿La razón? la tendencia del NO sigue en ascenso y en caso de ganar, el NO ganaría también en cuanto a mantener el subsidio al gas. Pero eliminar el subsidio al gas significa un suicidio político para quienes no poseen capacidad intelectual ni moral suficiente para tomar al toro por los cuernos (una medida compensatoria a la reducción paulatina del subsidio sería una reducción radical de impuestos como el IVA e IR).
Rafael Correa no quiere tomar una medida de sensatez por el alto costo político que implica. Quiere permanecer en el poder aunque tenga que feriarse todas las arcas públicas, se acostumbró a lo que nunca tuvo: enjambres de aduladores, poder de amenaza y violencia sin pagar las consecuencias, viajes y autos de lujo, estadía en hoteles de lujo, ingreso a cualquier evento de relumbrón, salida en todos los medios de comunicación y la oportunidad de planificar su utopía al costo que sea y pese a que la realidad demuestra que las utopías socialistas son un fracaso. Qué mamarracho.
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