Por Francisco J. Ibero
Los principios básicos del liberalismo fueron expuestos por los grandes escolásticos españoles del siglo de oro, entre mediados del siglo XVI y todo el siglo XVII. Esta tesis ha sido desarrollada, entre otros notables economistas, por Murray Rothbard, Friedrich Hayek y Jesús Huerta de Soto. Además, dichos escolásticos formularon varias de las doctrinas económicas que a finales del siglo XIX serían sistematizadas por los fundadores de la escuela austriaca o austriana de economía, Menger y Böhm–Bawerk, quienes corrigieron varios de los errores de Smith, Ricardo y Marx.
Probablemente, el más libertario de todos los escolásticos fue el jesuita Juan de Mariana. Nació en Talavera de la Reina. A los 16 años ingresó en la Compañía de Jesús. A los 24 fue trasladado a Roma para enseñar teología. De allí fue trasladado a Sicilia y luego a la Universidad de París. En 1574 regresó a España y vivió en Toledo hasta su muerte a los 87 años.
Su primer libro con contenido libertario fue De rege et regis institutione (Sobre el rey y la institución real), en el que defiende el tiranicidio. Según Mariana, cualquier ciudadano puede legítimamente asesinar a un rey que impone tributos sin el consentimiento de la gente, se apodera de la propiedad de los súbditos, impide las reuniones del parlamento democrático, construye obras faraónicas o crea policías secretas para impedir que los ciudadanos se quejen libremente. Yo me acordé de Mariana cuando el cardenal Ortega exhortó a rezar por la salud de Fidel Castro.
El libro fue quemado en París porque parece ser que su doctrina se utilizó para justificar los asesinatos de Enrique III y Enrique IV. En España el libro fue respetado. De hecho, lo que Mariana hizo fue llevar a su conclusión lógica la idea de que la ley natural es superior al poder del Estado. Esta idea ya había sido desarrollada por Francisco de Vitoria, fundador del derecho internacional.
Quizás el libro más importante de Mariana es De monetae mutatione (Sobre la alteración de la moneda). Allí afirma que el rey no puede obtener ingresos adicionales disminuyendo el contenido metálico. Mariana observó que la reducción del contenido metálico y el aumento de las monedas en circulación era simplemente una forma de inflación, lo que inevitablemente produciría un aumento de los precios. Este libro, escrito a sus 73 años, le acarreó la detención perpetua, que cumplió en un convento de franciscanos.
Hay que notar también que Mariana sostiene que la "estimación común" de la gente es el origen del valor de las cosas, en lo cual sigue la doctrina subjetivista iniciada por Covarrubias.
Al explicar los efectos de la inflación, Mariana listó los elementos básicos de la teoría cuantitativa del dinero. También consideró la inflación como un impuesto. Además negó que se pudiera contrarrestar la inflación mediante el control de precios, ya que la experiencia demuestra que nunca ha funcionado. Claro que a nosotros nos va a funcionar porque somos más inteligentes.
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