Fragmento de Conferencia de Michael Crichton ofrecida el 17 de enero de 2003 en el Caltech Michelin Lecture. Traducida por Eduardo Ferreyra y corregida por Daniel Rodríguez Herrera.
...Quiero hacer una pausa aquí, y hablar de esta noción del "consenso", y del surgimiento de lo que ha sido llamado "ciencia de consenso". La considero como un desarrollo extremadamente pernicioso que tendría que ser detenido de inmediato. Históricamente, el reclamo de consenso ha sido el primer refugio de los granujas; es una manera de evitar el debate aduciendo que el asunto ya ha sido establecido. Cada vez que usted escuche que los científicos están de acuerdo en alguna cosa u otra, ponga a resguardo su monedero porque está siendo atracado.
Dejemos algo bien claro: el trabajo en la ciencia no tiene nada que ver con el consenso. El consenso es asunto de políticos. La ciencia, por el contrario, requiere de sólo un investigador que esté acertado, lo que significa que él o ella tienen resultados que son verificables por referencias al mundo real. En ciencia, el consenso es irrelevante. Lo que es relevante son los resultados reproducibles. Los grandes científicos de la historia son grandes precisamente porque rompieron el consenso.
No existe el consenso en la ciencia. Si es consenso, no es ciencia. Si es ciencia, no es consenso. Punto.
Además, permítanme recordarles que un examen histórico del consenso no es algo de lo que debamos sentirnos orgullosos. Recordemos algunos casos.
En los siglos pasados, el mayor asesino de mujeres era la fiebre puerperal, la que sobreviene después del parto. Una de cada seis mujeres moría a causa de ella. En 1795, Alexander Gordon, de Aberdeen, sugirió que las fiebres eran procesos infecciosos, y que él podía curarlas. El consenso dijo no. En 1843, Oliver Wendell Holmes afirmó que la fiebre puerperal era contagiosa, y presentó pruebas convincentes. El consenso dijo no. En 1849, Semmelweiss demostró que las técnicas sanitarias habían eliminado virtualmente a la fiebre puerperal en los hospitales bajo su gerencia. El consenso dijo que era un judío, lo ignoró, y lo echaron de su puesto. En verdad, no hubo un acuerdo general sobre la fiebre puerperal hasta comienzos del siglo XX. Así, el consenso tardó ciento veinticinco años para llegar a la conclusión correcta a pesar de los esfuerzos de prominentes "escépticos" de todas partes del mundo, escépticos que fueron despreciados e ignorados. Y esto, a pesar de la constante y permanente muerte de miles de mujeres.
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El Federalista: Todos nos quejamos de la pésima educación de quienes nos rodean, lo decimos deportiva o seriamente en nuestras bitácoras y conversaciones. Pero ¿hacemos algo al respecto?
Creo que una de las tareas que debemos asumir quienes tenemos espacios en Internet es traer debates y temas relevantes, al menos de vez en cuando. Si queremos un mejor lugar para vivir con gente más responsable y educada, debemos empezar por promover una cultura de permanente crítica a quienes les interesan la ignorancia, la pobreza y por ende la dependencia de los demás de sus ideologías y limosnas gubernamentales.
Dile NO al impuesto a la educación privada.
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