Los socialistas son personas violentas, una muestra de ello son algunos de los funcionarios del actual gobierno.Noticia en El Comercio:
Bogotá: el nuevo Embajador genera inquietudEl presidente Rafael Correa escogió a un diplomático de carrera para la Embajada en Colombia. Es Francisco Suéscum Otatti (Guayaquil, 1949), con 35 años en el servicio exterior y que actualmente es embajador en Venezuela.
Su hoja de vida fue analizada por la Junta Consultiva de RR.EE. Allí, se recomendó reconsiderar el nombramiento, porque no cumplía con el perfil requerido en Bogotá. Uno de los motivos para esa observación es el temperamento del diplomático, que se ha traducido en algunos incidentes. Por ello, Grace Jaramillo, internacionalista y ex miembro de la Junta, juzga inapropiada esa designación, que espera el beneplácito del Gobierno colombiano.
Según un cruce de versiones, Suéscum ha participado en al menos tres incidentes en su carrera. En los ochenta, cuando era primer secretario en la ex Checoslovaquia, mantuvo diferencias irreconciliables con el también diplomático Horacio Sevilla. El segundo roce fue en el Palacio de Najas. Allí, Suéscum intercambió golpes con el entonces secretario general de la Cancillería, Mario Alemán, quien evitó comentar el hecho.
Un tercer episodio fue el 26 de noviembre del 2006, en Caracas. Según una carta de Santiago Chávez, ex cónsul, Suéscum presuntamente interfirió en las elecciones presidenciales. “Presionó a los vocales de las juntas electorales para que validaran sufragios a favor del candidato de su preferencia y, ante el pedido de que mantenga la neutralidad, fui agredido de palabra y obra”.
El Federalista: no es coincidencia que las personas violentas pero educadas en mayor o menor grado tiendan a abrazar ideologías que legitiman la violencia como mecanismo político. El socialismo, el fascismo, el integrismo islámico y todas las variantes de los nacionalismos y los fundamentalismos religiosos, son ideologías que en algún grado usan la violencia directa o utilizan la violencia intermediada vía legislación o norma regulatoria.
Según Ludwig von Mises, el antiliberalismo, posición resultante de abrazar ideologías colectivistas, tiene una
causa psicológica relacionada con el Complejo de Fourier aunque hay otras teorías. No obstante, el programa completo de Rafael Correa, su filosofía y métodos de gobierno, su fondo y forma, los discursos y los significados que arbitrariamente da el gobierno a los términos, se puede catalogar como
Violencia Estructural. Pero la violencia no comienza con Rafael Correa,
la Violencia de Estado empieza muchísimo antes desde cuando
Simón Bolívar anexó La Provincia Libre de Guayaquil a la Gran Colombia prevalido de hombres y armamaneto de los que no disponían los próceres guayaquileños, de paso digamos que allí empezaron a erosionarse los principios liberales quiteños y guayaquileños.
Si bien la violencia empieza mucho antes, el nuevo gobierno socialista está haciendo todo lo posible por profundizar este modelo político basado en la
coerción del Estado. Siempre, pero siempre, Rafael Correa nos habla de "deberes del Estado", "el Estado como regulador de la economía", "El papel del Estado", etc. Que no significa otra cosa que el poder de una camarilla gobernante y su burocracia para imponer una visión esclavizante: todos deben ser iguales quitándoles a unos para dárselos a otros, usando la fuerza si es necesario (realmente siempre se la usa) y supervisando toda actividad personal por el Estado creando un aparataje policial, de espionaje y militarista. Nada debe escapar del control del Estado según la ortodoxia socialista.
Así encontramos que las personalidades violentas y obsesas del control tienden a adoptar ideologías basadas en el control de la vida de otros y a lograr este control incluso con métodos violentos. ¿La justificación? no otra que la falacia del "bien común", disfrazando el hecho de que tal cosa como "bien común" no existe, pues si se requiere la coerción para buscar un bien común entonces ello no es "bien" ni tampoco es "común". Es decir, todos queremos prosperidad general pero la forma de lograrlo no es empuñando un revolver y quitarle a la gente su dinero mediante impuestos, o impidiéndole a la gente comerciar libremente u obligándole a la gente a consumir de monopolios públicos o privados.
Así llegamos de nuevo a la cuestión del nuevo embajador propuesto, los violentos abrazan ideologías violentas, imponen su criterio mediante la coerición, el fraude o cualquier mecanismo no basado en la cooperación y el intercambio, es por esto que los violentos necesitan de otros violentos como intermediarios, sólo entre estos existe empatía y comprensión cuando buscan los mismos fines. El socialismo es violencia, directa e indirecta, utiliza el poder del Estado para arrinconar a los ciudadanos y quitarle toda independencia, más horrible aún, se obliga a los ciudadanos a financiar con sus impuestos este atroz mecanismo de coerción, el Estado.
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